VIII

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Su respiración agitada, los latidos de su corazón que bombeaban la sangre más rápido que nunca, las pupilas se habían encogido significativamente, todo en ella gritaba y buscaba una forma para librarse de ese dolor bastante notorio en su mano dominante, que estaba vendada con una manga del uniforme de alguien.

—¡Al fin despertaste, humana! —fue lo primero que escuchó en días, los sentidos de Astartea se volvieron más sensibles. -¡Fuiste un buen sacrificio!

La demonio sonrió orgullosa por lo que acaba de decir, Astartea no entendía el por qué decía eso, a lo que trató de levantarse con cierta cautela, sentía su cuerpo adolorido.

—¿Cuánto tiempo pasó? —preguntó la oji-amatista, su tono se volvió más... intranquilo.

—Tres días -respondió otra voz, se giró para ver a Kobeni. —. ¡S-señorita Kaneko, discúlpenos por no ayudar!

No podía culpar a la novata porque quizás y era su primera misión, no pasó por los mismos sentimientos y desesperación que ella.

Solo suspiró —Ya, creo que también habría hecho algo así —y colocó una mano en su hombro. —, ¿cómo está el resto? -dirigió su vista a la ventana.

—Hace unos minutos escuchamos al demonio gritar muchas cosas, hacía ruidos de dolor y... daba miedo —Kobeni ahora estaba detrás suya —. La señora Himeno, el señor Hayakawa, y Arai se encuentran descansando en otra habitación.

—¿Te dejaron a cargo de mí junto a Power? —giró levemente su cabeza para verla de reojo, la de broches asintió.

No iba a preguntar más, quería bajar y buscar a Denji, sea lo que sea, había pasado mucho tiempo.

—Me duele todo el brazo y eso que solo corté mi mano —dijo como si se tratara de una mínima cosa. —, supongo que es normal...

-—Yo no podría hacer eso ni en mis últimos momentos de vida. -—la más baja apretó sus labios, apenada.

-—Bueno, no creo que una persona mentalmente estable lo haga, así que mira un lado positivo de eso -—reconfortó sus pensamientos. Luego recordó que debía buscar a cierto híbrido. -—, vayamos abajo, él debe estar hecho mierda.

Estiró su cuerpo como si se tratara de una pequeña siesta, cosa que no estaba alejada de esa idea. Comenzó a bajar de escalera en escalera hasta darse cuenta de que el motosierra tenía debajo agonizando al demonio ya deformado, por los ataques constantes del susodicho.

Tenía la respiración agitada, sus gritos eufóricos de continuar luchando no se veían forzados, simplemente disfrutaba de su momento como cualquier otro hubiera hecho; así, tenía una vista plena de la situación.

Sus ojos amatistas no se separaban de aquella escena, se sentía orgullosa de que él estuviera con vida. Sonrió aún más para acercarse.

—Buen trabajo, Denji —halagó Astartea con una sonrisa. —. Deberían salir de aquí ustedes dos, yo me encargaré de buscar el fragmento del demonio pistola.

Él solo la miró y se acercó a pasos lentos y débiles. Antes de siquiera articular otra palabra el cuerpo de la chica alcanzó a agarrar a su contrario, sus motosierras se "derritieron" por su desmayo.

—Llama al resto, diles lo mismo que antes. —ordenó la muchacha.

Dicho y hecho, la de coleta fue en búsqueda de sus compañeros y superiores.

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—Hm, pensaba que iba a ser un fragmento más grande... —murmuró decepcionada.

Memories.  ||  Hayakawa AkiWhere stories live. Discover now