14- Alek

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Nostalgia.

Esa es solo una palabra. Lo que yo sentía iba mucho más allá de eso. Solo tenía ganas de dormir y dormir, y no despertar nunca más. Así es, estoy hablando de cuando vivía en la tierra.

A mis trece años, cuando llegué a la escuela para niños superdotados, pensé que sería igual al año anterior cuando intentaron incorporarme a una escuela normal: bully's, gente adinerada que se creía mucho, hormonas etc. Pero fué todo muy diferente. Es cierto que había bullying en muy pequeña escala y los chicos adinerados eran igual de insoportables, pero era todo más soportable y al menos podía ver que había más gente como yo que podía hacer cálculos enormemente grandes sin calculadora y les gustaba investigar y analizar a millón.

Uno de los niños ricos organizó una fiesta de bienvenida. Ese chico era Simon.

—¡Prince! —llamó él desde varios metros detrás de mí.

Mi hermana, Kira y yo íbamos camino hacia una panadería. Ya estábamos algo alejados de la escuela. Él estaba algo sudado y con la respiración agitada. No quiero imaginar cuánto corrió para alcanzarnos.

—¿Sí? —respondió Pink instintivamente.

—Hola, Pink. En realidad vine a buscar a tu hermano.

Yo miraba hacia el suelo hasta que sus zapatos negros escolares atropellaron mi campo de visión. Levanté la cabeza y sus ojos oscuros chocaron con los míos. Él puso sus manos sobre mis hombros y su boca comenzó a hablar con esa voz ronca.

—¿Cómo estás, amigo? —me saludó—. Olvidé decirte que estabas invitado a mi fiesta. Le dije a Pink y Kira, pero tú te fuiste muy rápido. Escribe tu número telefónico aquí —dijo entregándome su celular.

Marqué mi número y lo agregué como "Prince". Le devolví el celular rápidamente.

—Gracias —dijo guardandolo en su bolsillo—. ¡Los veo ahí!

Paró un un taxi con la mano y se subió.

—¡Simon! —lo llamé antes de que el taxi comenzara a moverse, él me miró sorprendido— Gracias a ti.

Él sonrió y se fué.

¿Por qué estoy recordando esto ahora?

***

Al día siguiente de nuestra llegada, todos nos dispusimos a aprender sobre la naturaleza con la ayuda de las ninfas. Azalea nos habló sobre la delicadeza de la vida.

—En este bosque, solo se permite matar a criaturas que sean necesarias para comer, no tomen demasiado, ni maten a los zufarus.

—¿Cómo sabremos que una criatura es un zufarus? —preguntó una chica que llevaba un arco y un carcaj de flechas improvisadas.

—Creeme —respondió Azalea—. Te darás cuenta con solo verlo. Ahora, que comience la cacería.

Después de eso, un grupo armado con lanzas y cuchillos para lanzar se dispuso a marchar hacia los adentros del bosque. Vanessa estaba con Floyd examinando la arquitectura de las torres y buscando restos de tecnología antigua. Nora estaba buscando agua con otro escuadrón y el resto estaban haciendo diversas actividades. Algunos hacían algo muy parecido al yoga, otros habían ido a recibir ayuda espiritual y psicológica de Sauce, otros estaban creando hechizos y otros estaban haciendo lo mismo que yo. Es decir, holgazaneando y observando a los demás.

Centré mi vista en una ninfa que se veía más joven que el resto.

Casi todas las dríades tenían el aspecto de una chica que está saliendo de la pubertad, pero a la que me refiero se veía más bien como una niña de trece años. Me recordaba a mi hermana, pero solo por el cabello. Su cabello estaba completamente hecho de flores color rosa que parecían rizos. El viento hacía volar algunos pétalos y regaba por los aires un olor muy dulce. Llevaba un vestido blanco, sus ojos eran tan rosas como sus flores y su piel era muy pálida y blanquecina. Me acerqué a ella para ver que hacía. Estaba haciendo brazaletes con lo que recogía del suelo: flores, musgo y pequeñas piedritas.

La nación de cristalWhere stories live. Discover now