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— ¿Serías tan amable de explicar el por qué estás más decaído que yo?
Allí estaba el grupo reunido en una de las calles. Luego de que terminaras tú de comer junto a Jotaro y Kakyoin, decidieron que, por cuestiones de que pasó alrededor de un par de horas, fueron a buscar al viejo y al enamorado. Por buena suerte, los encontraron, sin embargo el francés estaba tan deprimido que no te la creías, aparte de tener un semblante completamente sombrío. ¿Qué tipo de trauma le causaron?
— N-Nena... — Fue lo único que salió de la boca de Polnareff, quien recibía palmaditas en la espalda por el señor Joestar.
— Algo me dice que tuve que haber visto eso. — Te dijiste a ti misma, cosa a la cual Kakyoin asintió.
— Es raro ver a Polnareff decaído. Quizás qué barbaridad le sucedió. — Hablaba el pelirrojo con una sonrisa.
— ¡HAH! Miren miren, lo que pasa es que... — Iba a hablar Joseph con toda la simpatía del mundo, con tal de burlarse también del francés, pero una persona especial e impaciente le interrumpió.
— ¿Podemos irnos de una maldita vez? — Gruñó Jotaro ya ciertamente irritado, bajando levemente su gorra.
— Es buena idea. Ya está oscureciendo. — Accedió Kakyoin, a lo cual todos empezaron a emprender una caminata. Polnareff iba casi al final de los demás, por lo que no tardaste en estar a la par de Joseph.
— ¡Señor Joestar! Ya puede contar qué pasó. — Comentaste como cualquier chismosa, pero si te intrigaba por completo. El señor Joestar te observó divertido, aguantando sus ganas de reírse a carcajadas.
— Verás, la chiquilla resultaba ser una usuaria de Stand. ¿Te acuerdas de lo que tenía el brazo? El mismo que se burló Polnareff, pues resultó ser el Stand. Y bueno, cuando derroté very easy a su patético Stand, la chica...
— ¡NO HABLEN DEL TEMA! — Gritó desesperado el francés.
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Viajaban en una típica camioneta 4x4, o eso lograste identificar desde tus conocimientos.
Te encontrabas en el asiento de adelante, robándoselo en la noche anterior a Kakyoin tras sentarte de primeras. Fue divertido. Ahora él se encontraba entre medio de Jotaro y el señor Joestar en los asientos de atrás.
Lo más raro de todo fue ver que el asiento para manejar era el derecho, y no el izquierdo a como te acostumbrabas. Simplemente no dijiste algo al respecto, y te dispusiste a ver los alrededores. Por el aburrimiento, cerraste tus ojos como si intentaras conciliar el sueño, sin embargo no tenías en tus planes dormir, solo escuchar lo que decían.
— Ya casi llegamos a la frontera, es hora de despedirse de India. — Avisaba Kakyoin.
— Al principio, tuve sentimientos encontrados, pero ahora extraño el ajetreo de Calcuta y el caos frenético del Ganges. — Admitió el señor Joestar, a lo que Jotaro respondía con un simple bufido.
— Algún día regresaré. Le debo a Avdol un entierro digno. — Todos quedaron callados por unos momentos.
— Avdol-san. — Fue lo único que murmuró Kakyoin, antes de que se cambiase repentinamente de tema.
— El camino se estrecha. — Decía Polnareff, a lo que decidiste abrir ambos ojos y mirar lo que pasaba al frente: un auto rojo iba a baja velocidad, haciendo que el 4x4 no fuera más rápido. Aquel mismo auto levantaba tierra, a lo que instintivamente te cubriste con una mano la nariz. Polnareff tosió. — ¡Deja de ocupar todo el camino! ¡Muévete! ¡Lo rebasaré!
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ೃ⁀➷This Original Story | JJBA x OC
FanfictionUna estudiante juvenil tan solo 17 años, llamada Shibuya Lucybell, es la protagonista de esta alocada historia. Sin explicación alguna, de un parpadeo se encontraba en un lugar desconocido, y en un país que no se imaginaba que iba a estar nunca: Jap...