Chapter IX

97 9 0
                                    

Estaba quieto, todo era silencioso. Sentía la sangre derramarse del cuerpo. No podía moverse por más que tratara...

Pero eso sólo era su imaginación, ¿Verdad? ...

Él estaba observando una rosa en un pequeño jardín que hay bajo el balcón. Pero el sonido de un piano lo distrajo.

—Un piano... — Se dirigió adentro de la mansión para revisar de dónde venía esa hermosa música.

Entró a una sala y allí estaba Laito, tocando el instrumento con los ojos cerrados. Se acercó hacia él.

—Laito... — Llamó —¿Acaso me parezco a alguien con este aspecto?— Preguntó.

Laito paró de tocar.

—Ni siquiera me he visto a un espejo, pero Ayato y tú parecen saber muy bien... —

—¿Por qué quieres saber eso?— Cuestionó Kanato, que acababa de aparecer en la sala junto a Ayato.

—¿Qué hacen aquí?— Respondió con otra pregunta, la cual no necesitaba respuesta —Ayato, Kanato... Díganme. ¿Cuál es el nombre de su madre?— Preguntó Yoru.

El ambiente se puso tenso y un silencio sepulcral se plantó en la sala.

Eso hasta que Ayato decidió romperlo —Cordelia— Contestó.

Pronto, la noche ya no era la misma. La luna roja estaba en su punto más alto.

Ahí estaba él, otra vez teniendo ese cuerpo que no podía controlar a voluntad. Esta vez, la herida de la punzada era más fuerte, estaba sangrando por la zona de su abdomen.

Retrocedió inconscientemente —Ayato... — Llamó al vampiro frente suyo.

Ayato miró su camisa cubierta de un líquido rojo fuerte —Que pena... Está arruinada. Está llena de tu sangre, mamá. Esta era de mis camisas favoritas— Lamió su mano ensangrentada saboreándola.

Yoru trataba de decirle que era él, no su madre. Pero no podía.

—Esta sangre es tan deliciosa... Quiero más— Dijo Ayato mirando sus ojos verdes.

Yoru lo miraba incrédulo y el cuerpo que poseía salió corriendo de manera moribunda mientras las risas de Ayato hacían eco por toda la casa.

Se esforzó por llegar hasta la misma sala de piano en la que estaba Laito, dejando un rastro de sangre a su paso. Por suerte, Laito estaba en la sala tocando el piano.

—Laito... Laito... — Se esforzó por llamarlo.

—Oh, no. ¿Qué ocurre, madre?— Preguntó Laito sereno mientras seguía tocando.

Yoru de nuevo intentó informar a Laito, pero su voz salió sola —¡Es Ayato...! ¡Me está torturando...!— Dijo desesperada, Cordelia.

Sí ya era consciente de eso. Cuando él no manejaba su cuerpo, significa que era Cordelia. Algo estúpido de creer, pero así era.

—Bueno, sabía que esto pasaría tarde o temprano— Contestó Laito bastante tranquilo, continuando la melodía.

—...¡Laito, te ordeno a que me ayudes...!— Demandó Cordelia estirando su brazo hacia él.

Laito paró de tocar, su expresión pasó de ser tranquila a una seria.

Se escucharon los ruidos de unos leves golpes —Ayato viene por mí... ¡Ha venido a matarme!— Cada vez Cordelia se desesperaba más, rogando por el socorro de su hijo mayor.

Laito miró hacia la ventana, notando que el ruido sólo venía de la rama de un árbol golpeando la ventana por la brisa —Ese no es Ayato. Sólo es el viento— Explicó Laito a lo que Cordelia suspiró —Relájate— Laito sonrió —Yo te mantendré segura—

Yui's Support (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora