Capitulo 4
Dos meses más tarde, en un tarde muy fría sonó el llamador de la puerta, y uno de los empleados de la señorita fue a abrir,
Rosa le llamo y le ordeno, déjelo Manuel ya abro yo, retírate.
El asentó con la cabeza y siguió con la tarea que estaba desempeñando.
Es usted la señora rosa cadmien.
-Ella respondió: si, porque.
Soy el general Gabriel: tengo una carta para usted, que de mano en mano ha ido pasando hasta llegar a mis manos, en el remitente pone, rosa cadmien, no tardo ni un segundo en dar la vuelta a la carta, carta para la señorita rosa cadmien, posdata que nadie intente abrirla o se las verá conmigo, tu servidor y amado Antonio de montes.
La señora no tardo en dar rienda suelta a su imaginación para librarse del general.
Empezó a caminar sobre un largo pasillo mientras habría la carta en la cual ponía.
Amor si estas leyendo esta carta es que abre caído en combate:
Si el sol dejara de brillar tu rosa mía seria la luz que guiara mi camino junto a las estrellas.
Si el mar me tragar tu rosa seria la espina que me aria derramar el agua que me devolvería a la vida.
Si las estrellas desvanecieran del cielo me guiaría por tus aromas para llegar hasta ti.
Y si una bala me arrancara la vida no habría más curación que ver una rosa junto a mi tuba para poder recordarte para siempre.
Solo quiero decirte que en este último mes te he echado mucho de menos y no puedo vivir sin ti.
Amada rosa mía un beso de tu amor Antonio de monte.
Ella al leer estas palabras dos lagrimas deslizaron por cada mejilla.
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La llamada al amor
RomanceA principio del XVIII, donde toda la industria se empezaba a formar, en un pequeño condado, no muy lejano de la gran ciudad , se fraguaba el amor, de un corazón escondido. Donde el conde de almadis se debatía entre dos amores. El de su amada Esmeral...
