Suspiros de Amor

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Capitulo 19

Una noche de tormentas, Antonio se levando de la cama nervioso, sudando.
Tras una larga pesadilla, en la que había recordado lo que había vivido en el frente.
Había tenido varias pesadillas, en las cuales volvía a la guerra. Todo parecía tan real, que Antonio al despertar creyó que aun estaba ella. Recordando que un mes antes de escapar, tuvo la suerte, de que lo salvaran, un grupo de combate que pasaban cercano, ya que durante un enfrentamiento lo hicieron prisionero.
Acabando en un campo de concentración cercano, pequeño. Pero donde los guardias, no dejaban pasar a nadie. Por suerte el grupo apareció en emboscada, irrumpiendo, nuestra cena y liberándonos de aquel campo de concentración. Al buen rato de despertar, y tranquilizarse pudo notar, como amanecía un nuevo día. Los canto de los pájaros sonaban tras la ventana, el relinchar de los caballos, a lo lejos se oía, los carros pasaban por las calles traseras, las voces de los sirvientes empezaban a sonar, todo parecía despertar.
Todo paso temprano, pero Antonio al ver que no había casi nadie despierto, se le ocurrió la idea de salir a pasear, un poco por el patio, sin que nadie lo viera expectante, intentando ocultarse donde nadie pudiera verlo.
Como cada mañana leonardo, sobre la verja se situaba, tan temprano que aun no había amanecido.
Teodoro aun dormía, y el aprovechaba para escaparse, regresando a casa antes de la ocho, para ayudarlo con las tareas. Por una de las rejas, que esta oculta tras los arboles, Leonardo lo reconoció.
Pero, el sabia que esta en la guerra, como era que pudiese esta en casa de la señora, cadmien.
Leonardo, durante unos días no dijo nada. Pero una mañana temprano, lo volvió a ver paseando por los jardines, de la mansión de la señora, cadmien.
Días mas tardes, mientras realizaba tareas junto a Teodoro, Leonardo decidió contarle todo lo que sabia, sobre Antonio de montes.
Teodoro, he visto a Antonio, tu fiel amo. Mi padre.
Aun el no sepa nada, yo si lo se. Creo que deberías ir a saludarlo, al menos y saber como se encuentra, tras volver de la guerra.
Teodoro al siguiente día, decidió acompañar a Leonardo, hasta la casa de la señora cadmien. Como era tan temprano se negó a picar. Mientras esperaban en la puerta pudieron observar, como tras una verja Antonio de montes, empezaba su paseo mañanero. Ocultándose de los sirvientes de la mansión.
Teodoro se acerco, con disimulo, no llamando mucho la atención. Mientras Antonio por el lado de la mansión continuaba con su paseo mañanero. Basto un suave silbido por parte de Teodoro para que Antonio se acercara a la verja donde estaba Teodoro.
¡Como estas Antonio! Exclamo Teodoro. Alegre al verlo.
Muy bien, solo que como eres mi amigo tengo que contarte una cosa.
Acércate un poco mas, no quiero que nadie no escuche, Teodoro. Respondió en voz baja Antonio de montes.
Estoy oculto tras estos muros, de mi amada rosa cadmien, no lo sabe nadie, solamente ella, y ahora tu. Por favor no le digas nada a esmeralda, solo quiero saber como esta ella, y como esta todo.
Teodoro, titubeante contesto.
Todos estamos bien, hace una año que no nos veíamos, desde aquella tarde que pasaste por casa.
Mientras charlaba, una de las sirvientes exclamo un gran grito al ver un ratón pasar, asustando a don Antonio de montes, teniendo que ocultar para no ser visto.
Leonardo y Teodoro al ver lo ocurrido decidieron ocultase también.  Pero transcurrido un minuto, decidieron volver.
Llevo sobre unos diez días aquí metido. Estoy bien, te are llegar cartas, por las cuales nos comunicaremos.
Teodoro asintió con la cabeza, asintiendo a todo lo que don Antonio le explicaba, hasta que llego el momento de la despedida. Donde un hasta pronto, fue lo ultimo que se pudo oír.
Mientras Teodoro y Leonardo, se dirigían a la casa de doña esmeralda, el tema de don Antonio surgió.
Teodoro, que Sera del ahora, preguntaba Leonardo integrado por su padre.
Teodoro al ser mayor le quito importancia y dejo seguir la conversación, hasta llegar a casa y poder ponerse con las tareas.
Durante varios días, a escondidas rosa cadmien se veía con Teodoro, para entregarle dichas cartas.
Leonardo aprovechaba esas visitas para ver a alma, a escondidas. Reconciliando su amor, pero a su vez buscando la mirada de su comprise amiga Sofía.
Una mañana como otra, Sofía mientras paseaba y realizaba varias tarea pudo observar como Leonardo, compraba fruta y se relacionaba con los vecinos del lugar. Poco antes de salir de la tienda, sus miradas se cruzaron, haciendo que Leonardo se dirigiera hacia Sofía y la acompañara en un largo paseo.
Entre risas y algún cumplido, Leonardo se dio cuenta de que Sofía no era como pensaba, hasta el punto de que su corazón se fue enamorado de ella, haciendo debatir su corazón entre dos amores, el de su amada alma y su amiga Sofía

La llamada al amorWhere stories live. Discover now