CAPÍTULO 3

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— Ya que estamos todos, podemos cenar — Hablo la reina viendo como su hijo y hermano eran los últimos en tomar asiento

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— Ya que estamos todos, podemos cenar — Hablo la reina viendo como su hijo y hermano eran los últimos en tomar asiento.
 
Por unos largos minutos todos se mantuvieron en silencio, degustando el fabuloso festín que tenían en frente.
Silencio que posiblemente sería interrumpido por los más jóvenes de la mesa o alguna estupidez viniendo de Aegon, situaciones que el rey consorte quería que sucediera con ansias.

Daemon Targaryen era el fanático número uno de las cenas familiares, ya que era el único que disfrutaba del caos que siempre se presentaba.

Como si sus pensamientos fueran oídos, su hijo más joven, Viserys, fue el detonante de tal caos.

— Mi querida Daerys… — Hablo con una voz dulce.
 
— ¿Qué pasa? — Pregunto ella concentrada en su cena. Para Daerys la comida era sagrada y no había que desperdiciar ni un poco.
 
— ¿Aceptarías que un amigo mío te cortejara? Es un buen chico lo puedo jurar.
 
El silencio volvió a reinar, por inercia la mayoría de los presentes dirigieron su mirada a Aemond, quien tenía su único ojo clavado en Viserys. Daemon por su parte contempló el panorama completo y pudo notar como Lucerys tenía las manos apretadas alrededor de los utensilios, sus nudillos blancos lo delataban.
 
Daemon sonrió y espero una respuesta por parte de Daerys.
 
— Ah, por el momento no estoy interesada en ser cortejada primo — Respondió la más joven sintiendo nervios por todo su cuerpo.

Como se le ocurría a Viserys decir eso enfrente de Luke, y peor su padre. Le lanzo una clara mirada a su primo para que no volviera a tocar el tema, este rápidamente entendió la señal, cosa que su tío Daeron no.
 
— ¿Por qué no, mi querida sobrina? Deberías conocer a alguien, tal vez te enamores, te cases y tengas lindos bebés. — Menciono con una sonrisa cargada de maldad — Sabes yo también tengo algunos amigos lores que estarían dispuestos a darte sus tierras solo por contemplarte un rato.

Los ojos de Daerys se abrieron y rápidamente se giró hacia su padre quien se encontraba a su lado.

Aemond ante tales palabras se levantó y dio un golpe en la mesa, la mayoría se sobresaltó, Daeron se felicitó a sí mismo por lograr molestar a su hermano y Daemon disfrutó con una sonrisa el pequeño drama que iniciaba.  

|𝐋𝐨𝐯𝐞, 𝐬𝐤𝐲 𝐚𝐧𝐝 𝐬𝐞𝐚| 𝐋𝐮𝐜𝐞𝐫𝐲𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚𝐫𝐲𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora