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—Es sumamente hermoso, las cataratas ocultas en el Amazonas, deberías ir —dijo Ashton

—Me lo pensaré, aunque suena interesante —dije

—Vaya, vaya, vaya, pensé que fuiste a ver a tu desesperado novio —Se sentó sobre la mesa con su diminuta falda —Si lo ves, salúdamelo y dile que es un idiota

—Sigues herida porque te traicionó —Menciono Ashton —O es que ya en ese entonces te gustaba que te usarán para recordar a Rouses, además que él te desfloró.

—Tú eres un sirviente —dijo ella molesta

—Deja el drama, querida prima, él solo es tuyo, si es que lo quieres —La mire, ella entrecerró los ojos —No pienso entrar en ese jugo de los hermanos, y apuesto que les llegara el mensaje

—Ya los desafiaste una vez y mira como termino —Sonreí —Pero aun así no te harían nada, no es así ¿Qué les hiciste para que te amen así?

—Nada, no hice nada, querida prima —Me miró

—Supongo que le diste algo más, algo por lo que eres malditamente irresistible —La mire —¿Te acostaste con ambos y los hiciste irse el uno contra el otro o eso es lo que dicen?, puta, maldita, bruja —Me reí por lo que dijo lo cual le causó mucha ira

—Bueno, yo nunca tuve que abrirme de piernas para conseguir lo que quería —dije limpiando mis labios —Debe ser demasiado aburrida sus vidas para que estén hablando de la mía, pero no entiendo por qué; si ellos eran más reconocidos que yo —Sonreí —Nunca le e robado el novio a nadie, yo no fui la que se enamoraba de personas tan superficiales tan interesadas, pero uno obtiene lo que cosecha no, solo tuve que susurrar en la oreja de cualquier persona para conseguir lo que quería y tú con cuantos tuviste que acostarse

—Rouses es suficiente —dijo Esteban

—No, ya era hora que alguien le cerrara la boca sucia, se tacha de princesa, pero le ha escuchado hablar más mal que yo —dijo Liza

—Deberías largarte de aquí —Gritó Regina parándose, Alessio quiso detenerla y yo me reí lo que la irritó más

—Lástima, porque esta es mi casa, si alguien tiene que irse esa eres tú

—Y él es mi prometido

—¿Y eso qué? Te lo recordaré, él es mi empleado

—Pensé que lo amabas

—No lo amo, porque si lo amara lo hubiera puesto, sobre todo, la compañía, mi familia, todo, a la única persona que amo es a mi misma —Tome aire —Él solo era... —Me que de pensando —Como decirlo claro y de forma no hiriente, una forma de saber que puedo ser amada

—Es suficiente —dijo Alessio

—Me acaba de insultar —Le dijo ella

—Pues tú te lo buscaste, porque tú no has sido una santa tampoco

—La defiendes

—No —Siguió comiendo

—No te atrevas a mirarlo, no lo embrujes con tus ojos o lo que sea que hagas, él y yo nos vamos a casar —Me reí

—Esa amenaza llega tarde —Marco, quien no había habló en todo este proceso, lo hizo —Ella ya lo hizo y apenas tenía cuatro años —Ella me miró

—No entiendo tu inseguridad querida primita, no eres fea, si tu prometido se casara contigo será porque te ama ¿o no? —Alessio me miró —¿Por qué otra cosa lo haría?

—Este mundo, el amor no lo es todo —Asentí a lo que ella dijo

—La peor parte es cuando en esos tratos solo uno se enamora —dije —Pero el amor es así, ¿no? —Todos me miraron —El que se enamora pierde —Sonreí —Pero que sé yo del amor si no tengo corazón —Mire mi reloj —Me disculpan —Me paré y Salí de ahí

SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora