Epílogo

58 1 0
                                    

Cuando somos adolescentes queremos experimentar un millón de cosas, entre ellas está el amor; en nuestro camino a la madurez terminamos encontrándonos con muchos tipos de amor. Como los sensibles, los inolvidables, los de un solo día y con muchas enseñanzas, los simples, los disparejos, entre otros muchos otros, pero el que la gente más busca es aquel que los consume; el que tiene un pedazo de cada una forma de amor, porque le gusta lo complicado y lo simple, lo raro y lo colorido, lo blanco y negro; el amor no tiene un significado preciso, es diferente para cada persona y al igual que el significado de la vida, es algo así como inexplicable.

El día que lo conocí a él no supe en lo que se convertiría para mí, ni lo que viviríamos, yo era la niña molesta para la cual su padre trabajaba y él era el niño con quien jugaba en mi jardín; no supe que aquel niño me haría sentir que podía tocar las estrellas, que me enseñaría que el amor no se controla y el tiempo que en el que se da tampoco. No puedes elegir de quien te enamoras, solo sucede, hace que tu mundo cambie y lo veas de una forma diferente, piensan diferente y actuamos diferente; perdemos la noción del tiempo, y un minuto es una hora, y un segundo es un minuto, pero también aprendí que aparte del amor, este está acompañado por la locura, el cariño, y ternura, también venía junto al dolor y sufrimiento.

Di por hechas muchas cosas y él también, decidí por mi cuenta sin considerar su opinión, suponiendo que sería lo mejor para él; terminamos perdidos suponiendo que podríamos salvar lo que teníamos a último minuto, y es ahora cuando me pregunto si es que lo que sentimos era verdadero, si es así ¿Por qué siempre lo dejamos de lado? Se suponía que defenderíamos lo que sentíamos, pero siempre hubo algo más importante, siempre hubo un abismo entre tú y yo.

Se supone que solo era un juego, terminamos rompiendo nuestras propias reglas y terminando con este juego de Seducción, donde cada uno se llevó un gran pedazo del otro.

Dese detenerlo a mi lado, pero no lo hice, me hubiera gustado que el destino jugará a nuestro favor, permitiéndonos estar juntos, pero creo que esta no es la vida para estar juntos y si existe otra y estamos destinados a encontrarnos quiero decir que estaré esperándote.

Supongo que nos veremos ahí.

Desde lo alto, en un edificio en Dubai, miraba el reloj para que me comprobara que él ya se había casado, en mi cabeza tenía la marcha nupcial sonando, y los paparazzi en el aeropuerto, mientras miraba al reloj, quien me mostraba como poco a poco ...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Desde lo alto, en un edificio en Dubai, miraba el reloj para que me comprobara que él ya se había casado, en mi cabeza tenía la marcha nupcial sonando, y los paparazzi en el aeropuerto, mientras miraba al reloj, quien me mostraba como poco a poco el tiempo consumía mi vida, un pequeño se subió en mi regazo.

—¿Por qué estás triste mami? —Sonreí —No llores, no me gusta, verte triste

—No lo estoy —dije

—¿Entonces por qué lloras? —Abrazo a su osito, era una dulcera de niño, lo abrase y lo llene de mimos

—Es que acabo de despedirme de alguien muy importante —dije

—¿Lo extrañas?

—Si lo extrañare mucho, pero hay veces en que las personas no estamos destinadas a estar juntas —Sonrió —Pero ahora te tengo a ti y seré muy feliz

SeducciónWhere stories live. Discover now