GEN X

CAPÍTULO 4

Que ganas de hacer pis. Estaba en una posición super cómoda y dormía plácidamente, pero estas malditas ganas de hacer pis me despertaron. Ni modo. Miro instintivamente al costado y Lugaidh duerme profundamente.

Las pantuflas y pijamas que nos dieron también son rojos. Este color está empezando a cansarme un poco. Cuando me levanto los pantys, me miro al espejo.

¿Por qué sigo llevando en el cuello esta maldita gargantilla? Ese dije ni siquiera tiene algo que ver conmigo. Representa un recuerdo de mi pasado. Nada más. No hay nada en esa escarcha de nieve que yo halle reconfortante o tenga algo que ver con mi actualidad. Estoy bastante dormida y probablemente estoy pensando esto con mi subconsciente. Me arranco la gargantilla del cuello y la tiro contra la bañera.

¿Y si me hago una infusión? No, ya fue. El sonido de la pava eléctrica podría despertar a Lugaidh, y por alguna extraña razón no quiero hacerlo.

Vuelvo a intentar dormirme. Pero cuando estoy a punto de hacerlo, su voz me despierta.

-Sí, arriba.

-¿Dijiste algo?-le pregunto incorporándome en la cama.

-Está lleno, vuelvan antes.

Lo miro con atención, y está claro que duerme. Fantástico, estoy presa con alguien que habla dormido y tenemos que hacerlo en la misma habitación.

Me pongo la almohada en la cara, y me doy media vuelta, pero el cansancio me permite dormirme rápido otra vez.

Una fuerte oleada de perfume dulce me despierta. Entreabro los ojos porque quiero enterarme que está pasando a mi al rededor pero no quiero despertarme completamente. Están las luces prendidas, por lo tanto ya es "de día". Lugaidh está yendo y viniendo de un lado a otro. Huele a que se acaba de duchar. Se nota que intenta no hacer ruido, pero yo tengo el sueño liviano. De todas formas así como me despierto rápido, puedo dormirme rápido, y se siente como haber nacido en modo fácil.

Al ratito lo escucho sentarse.

-Brillitos, ya hay una infusión para tí en la mesilla.

Me froto la cara con las manos y me estiro.

-¿Qué hora es?

-Las 8:30-su voz se escucha ronquita.

Hago otro intento por espabilarme y luego me levanto. Vuelvo al baño. Me acuerdo de mi escapada en medio de la noche. Miro a la bañera, en donde tiré la gargantilla. Ya no está ahí. Raro.

Al salir, efectivamente encuentro una infusión para mí en la mesita. Lugaidh está sentado en el rincón con el cabello completamente revuelto y los ojos aún somnolientos.

-¿Qué es eso?-pregunto señalando su taza al sentarme a su lado.

-Chocolatada

-¿Había? wow, al parecer no supe buscar bien-reflexiono recordando cuando rebusqué en la alacena y efectivamente no vi ninguna de esas cosas.

-Amo la chocolatada, soy fan. Como tú de las infusiones de hierbas. Oye-dice sorprendido señalando mi taza-, te la acabaste.

Río confundida