11. Amor, la esencia de la felicidad

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Ese había sido el día más feliz en su vida.

Desde que se conocieron fue innegable el amor que sintió por él, los malos momentos y también los buenos han sido testigos de cómo su amor puede a pesar de todo vencer cualquier adversidad, siempre estuvo consciente de que aunque no fuera el alma gemela de Off, si eran compañeros de vida, una vida que solo podía mejorar, porque todo estaba en su lugar, el lugar correcto, ya nada más necesitaban, nada les hacía falta, o al menos eso pensaba.

Off le pasó el brazo por la cintura y juntos entraron en la casa, no paró de besarlo mientras subían las escaleras, con besos cada vez más apasionados hasta que tuvieron que detenerse en el descanso para que él lo cogiera y lo llevara en brazos hasta el dormitorio.

Gun jadeaba, necesitado, su cuerpo anhelándolo, mientras Off abría la puerta de un puntapié. Lo dejó en borde de la cama y con su boca todavía encima de la de él, se quitaron la ropa, prenda por prenda hasta que quedaron completamente desnudos. Off no dejaba de besarlo. Lo acariciaba con delicadeza, tocando continuamente esa parte especial, acariciaba las palmas de sus manos con sus dedos y dejaba pequeños besos en todos los sitios en los que lo tocaba. Era firme y suave al mismo tiempo: su boca, sus manos, sus jadeos. Y a Gun, todo le parecía diferente. Más tierno. Más apremiante, siempre hicieron el amor como dos locos enamorados, con fiereza y lujuria, aunque Off, siempre fue muy tierno —no podía negarle eso.

—Me encanta tu cabello castaño, aunque estaba acostumbrado a mi hermoso conejito blanco.

Off fue bajando poco a poco, con los labios acariciando su cuello, su vientre y más abajo. Su respiración era tan cálida como esa zona entre los muslos de Gun. Él temblaba como una hoja, con el deseo agitándolo en sucesivas oleadas. Y cuando Off se agachó y plantó un beso tierno en su erección, suspiró, con el deseo creciendo en su interior.

—Ahh, Off...

Él lo volvió a besar y el deseo se apoderó de ambos. Off, llevó sus manos alrededor del cuerpo de Gun, sin parar de hacerle esas caricias suaves que lo estaban volviendo loco. Utilizó sus dedos para humedecer su entrada y agachándose, pasó la lengua desde la base de su pene hasta la punta que ya chorreaba pre semen.

—Oh...

Lo volvió a hacer y el placer se apoderó de Gun como una ola caliente. Off, empezó a lamerlo suavemente y Gun no pudo más y tuvo un orgasmo, su cuerpo se estremeció de puro placer.

Off se levantó y lo tomó en sus brazos acomodándolo en la cama. Se quedó allí unos segundos, simplemente mirándolo.

—Te amo, más que nunca te amo.

El rostro de Gun irradiaba deseo, admiración y amor, sus enormes ojos azules, tenían un brillo especial. Gun estiró el brazo hacia Off y él se le acercó...

—Yo también te amo mi lobo.

A pesar de su enorme fuerza, Off seguía siendo suave con él. Más tierno. Gun le recorrió la espalda con la mano, deleitándose en su tamaño, en los músculos duros como el acero curvándose bajo la piel suave. Entonces descendió entre sus nalgas, movió la mano entre ellas y cerró los dedos alrededor de su pene cada vez más duro. Off contuvo la respiración y la exhaló diciendo su nombre.

—Ahh, Gun... qué me haces. Necesito estar dentro de ti.

—Sí, te quiero dentro. Te necesito.

Hicieron el amor, durante horas, entregándose mutuamente con cada caricia, con cada gesto —Su vida al otro—. Con una estocada larga y magnífica se metió muy adentro. Off entró más aún, haciéndolo gemir, y sus manos se aferraron a sus anchos hombros.

Por siempre enamoradosWhere stories live. Discover now