10. Respuestas

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Yechan golpeó la puerta por quinta vez y esperó en el pasillo cruzado de brazos, pasaron un par de segundos y finalmente Dohyeon abrió.

— Oh, eres tú. – volvió al interior de la habitación dejando la puerta abierta para que Yechan entrara.

— ¿Quién pensaste que era? – cuestionó después de haber cerrado tras de sí.

— Nadie, sólo que estaba a punto de dormir.

— No te quitaré mucho tiempo, sólo quiero saber algo.

— ¿Qué cosa?

— ¿Por qué dejaste a Liv plantada?

Hubo silencio.

— No fue así, le avisé que...

— ¡Es lo mismo! – insistió Yechan.

— Bien, tú ganas. – se sentó en el sofá y luego tomó su tiempo para hablar. – Hay rumores sobre los dos, pensé que sería mejor así...

— ¿Desde cuándo te importa eso? – le dio un golpe en el hombro. – Y en ese caso, deberías preguntarle a ella qué opina.

— Parece que ustedes dos se hicieron muy amigos...

— No me cambies la conversación.

— Hablaré con ella. – concluyó. – ¿Ya puedo dormirme?

— No, vamos por algo de beber.

Negarse siempre era imposible cuando se trataba de Yechan, prefirió sólo seguirlo hacia el bar del hotel sin hacer comentarios.

✩✩✩

Ambos se encontraban en la barra del bar, Dohyeon bebía mientras que Yechan estaba concentrado escribiendo mensajes en su teléfono.

— ¿Me trajiste aquí para que yo beba mientras tú sólo estás chateando?

Yechan sonrió y bloqueó el teléfono para después prestarle toda su atención.

— Lo siento, era importante.

— Como sea. – terminó el contenido de su vaso. – ¿No vas a pedir algo? – preguntó al ver a su amigo sin intenciones de llamar al bartender.

— Hm... – miró por encima del hombro de Dohyeon y esbozó una sonrisa para enseguida ponerse de pie. – Yo creo que mejor no.

— ¿Por qué?

Yechan corrió a la entrada del lugar, Dohyeon giró sobre su asiento y vio a su amigo hablando con Liv, la distancia le impedía escuchar lo que estaban diciendo, pero ella parecía confundida; después los dos se acercaron.

— Los dejo, nos vemos mañana.

Liv se sentó a lado de Dohyeon una vez que Yechan se fue.

— Hola. – su saludo fue acompañado por una pequeña sonrisa. – Pensé que estaba él solo...

— Sí, eso imaginé. – sonrió de vuelta. – Ya que estás aquí... ¿Quieres tomar algo?

— Oh, bueno.

Liv sólo pidió una margarita y hubo silencio por un par de minutos que parecieron horas para ambos.

— Perdón por lo de hoy. – dijo él con voz suave.

— Imagino que tuviste algo importante que hacer, entonces está bien.

— En realidad no...

Liv se mordió los labios.

AD CarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora