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°•☆•°

La música sonaba alta dentro del departamento, Freddie Mercury cantaba a coro que le buscaran alguien a quien amar, y a todo eso les acompañaba la voz de una silueta vestida de telas suaves y oscuras, largas hasta sus muslos que resaltaba un short negro que se deslizaba hacia la puerta pensando que sería alguna vecina del edificio, porque no era primera vez que venía un viejo cascarrabias a golpetear la puerta para callar la música y de pasó apodarlo marica por su propia expresión de género.

Pero al abrir la puerta se llevó la gran sorpresa.

- Oh, mierda...

- ¿Crowley?... - Una sonrisa traviesa se escapó de sus labios y se cruzó de brazos - ¿Pero a quién tenemos aquí?

- No te voy a dar explicaciones. Ni una sola.

- Dale, pero ¿se las darías a Aziraphale?

- No lo metas.

- Él está aquí.

La cara de Crowley palideció, pero la pronta risa del hombre le devolvió el alma al cuerpo.

- Disculpa - Se oyó una voz detrás del intruso -, ¿quién mierda eres y por qué molestas a mi chica?

- No es nadie, simplemente un idiota que se perdió. - Explicó Crowley.

- ¿Chica? - El alto miró a Crowley divertido - Estás lleno de sorpresas.

- Si oyes "chica", por qué sigues tratándola con pronombres masculinos.

- De todas formas mis pronombres son fluidos. - Crowley se encogió de hombros.

- Las mujeres son superiores, Jessamy, sólo ciérrale la puerta al imbécil. - Se hizo al lado de quien llamaba Jessamy.

- Lo siento, Gabriel, hoy no puedo recibir visitas.

- ¿Estás bromeando? Adivino, éste es tu novio. - Beelz hizo una mueca, Crowley se cruzó de brazos.

- No te incumbe.

- Bueno, simplemente, quiero ver cuáles son las juntas de mi herma... - La risa de Beelz lo interrumpió.

- ¿Las juntas de tu... hermano? - Sonrió, desordenando más su pelo con su mano - Amigo, el albino es un adulto, no te necesita. Es más, lo que haces se llama acoso y es denunciable. ¿No es suficiente teniendo a tu Dios observando todo? Si tanto quieres saber de tu hermano, ve y pregúntale a tu ente... porque al parecer ni se te ocurre hablar con tu propio hermanito.

Gabriel se le quedó mirando, Beelz empujó a Crowley y cerró la puerta en la cara de Gabriel, dejándolo algo atónito.

Beelz miró a Crowley y suspiró.

- ¿Estás bien?

- Iré a cambiarme. - Se giró, yendo camino hacia su habitación.

- ¿Por qué? Te ves bien así. - Va tras ella.

- No es cierto, es ridículo...

- Jessamy.

- Voy a cambiar ese nombre.

- Anda, que está bonito.

- Sólo dime Crowley... Funciona para todo caso.

Beelz suspiró.

- No seas cobarde, ¿qué importa si el idiota le dice a todo el mundo que te vistes de mujer?

- Lo haces ver fácil.

Mon Ange, Sauve MoiWhere stories live. Discover now