VII - Choque

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—Entonces, ¿Vas a escucharme?

Se sentía como si el tiempo se hubiese detenido, quedando solo ellos dos. Apretó los puños con fuerza, conteniendo todo ese resentimiento que había albergado por años. No podía creer que lo tuviera de frente, sabía que algún día tendría que afrontarlo, pero no esperaba que fuese tan pronto. Permaneció unos segundos en silencio con la cabeza baja, dando a entender que lo escucharía, pero si no decía nada interesante se iría sin más.

—Bien—suspiró. No era fácil lo que tenía que decir—. Sé que me guardas rencor por lo de tu hermano. Respecto a eso, quería pedirte disculpas, aunque no fue a propósito, en parte.

—Claro ¿En serio esperas que te crea? Ni siquiera creo en esas disculpas, así que ahórratelas y ve al punto.

—Aunque no lo creas, me he sentido culpable por lo que le hice a Zenon y a ti, de verdad me gustaría ayudarlos en lo que pueda. Sé que la operación que te curaría es costosa, así que...

—Ni siquiera lo pienses. Me niego rotundamente—lo interrumpió inmediatamente—. ¿Crees que puedes aparecerte después de tantos años y expiar tus culpas así nada más? Esto no es una iglesia, donde puedes confesarte y ya está.

—Lo sé de sobra—chasqueó la lengua, no le agradaba que un niño lo amonestara, aunque sabía que tenía razón.

—El dinero no compra la felicidad, además no estoy tan desesperado como para caer tan bajo. Serías la última persona en el planeta en quien me refugiaría, y aunque lo fueras creo que no te buscaría—sabía que eran palabras hirientes, estaba consciente de que se estaba pasando un poquito de la raya, pero tenía que sacar todo lo que tenía dentro, para poder sanar aquella herida que estaba fresca y seguir con su vida.

— ¡Aun así quiero hacerlo!

—Qué descaro de tu parte.

—Oye... Me imagino como debes de estar sintiéndote.

—No, ¿Qué vas a saber tú? ¡Ni siquiera te lo imaginas! —con eso último dicho, salió corriendo en dirección opuesta, rozándole el hombro y siguiendo de largo, sin mirar a atrás.

— ¡Yuno! —gritó la azabache. Le regaló una reverencia al desconocido y salió disparada detrás del chico de ojos ámbar.

Había una muchedumbre de personas caminando por las aceras de la ciudad, pues era mediodía y a esa hora los trabajadores y estudiantes aprovechaban el receso para ir a almorzar o descansar un rato antes de volver a sus labores. Lágrimas salían por sus ojos y se las llevaba el viento, se odiaba a sí mismo, odiaba a Rades, odiaba todo lo que tuviera que ver con hace ocho años.

— ¡Yuno, espera! —lo llamó mientras corría a toda prisa, tratando de seguir al muchacho, pero era algo engorroso debido a las personas y la acera era estrecha.

Para nunca haber practicado deportes, el chico era increíblemente veloz, aun corriendo con todas sus fuerzas no lograba alcanzarle. La verdad no entendía muy bien lo que estaba ocurriendo, ni cuál era el altercado entre esos dos, pero fuese lo que fuese, estaba dispuesta a escuchar y apoyar en lo que estuviese a su alcance, quería lo mejor para el azabache.

El semáforo peatonal se situó en rojo, al verlo, las personas se amontonaron en una esquina, formando unas especies de columnas mientras esperaban el cambio a verde y se les permitiera el paso. El muchacho no tuvo más opción que frenar y agruparse con la gente, mientras miraba hacia el suelo, analizando la situación. Su respiración era agitada, debido a la carrera que se había pegado hace unos minutos.

A lo lejos, pudo ubicar al azabache que se encontraba en el semáforo, así que se apresuró a llegar a allá. El semáforo cambió a verde, permitiendo el paso de los ciudadanos. Iba a dar un paso, pero la muchacha, al verlo, se precipitó en llegar y tomarle del brazo, impidiendo que este se fuera.

Trascendental | Yuno X Charmy (Black Clover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora