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Normalmente no existia situación que pudiera afectar a Jaebeom; más que nada porque no creía considerarse una persona sensible o muy emocional, quizás eso se debía a que desde siempre tuvo que enfrentarse a cumplir un papel más maduro dentro de casa. Sus padres no eran precisamente las figuras más comprometidas con ejercer bien su paternidad, por lo cual, debía cargar con más peso por ser el mayor.

Sin embargo, precisamente de esa dinámica, se comienza a formar la única cosa, que por años, ha sido el blanco sensible del alto, su hermano.

Jeongin sin duda era todo en el vida del azabache, por ello es que mientras más iba escuchando más sentía por dentro estarse quebrando. A decir verdad, al principio pensó que todo aquello no era más que una para nada agradable farsa, quería poder regañar a Seungmin por estar jugando con algo tan delicado. No obstante, cuando vio que la expresión de seriedad del menor no cambiaba al terminar de contar el relato, supo que no estaba mintiendo.

—Seungmin, Seungmin, Seungmin......

Jae llama al nombre del menor seguidas veces marcando cada vez que lo pronuncia, mientras camina por el salón de casa con una expresión de impotencia, respirando profundo y con los puños apretados.

—Puedes decirme... ¡¿Cuando demonios pensaban contarme lo que pasaba?! — el mayor, gritó agitado — ¡¿Entienden lo delicado que es este tema?!

Min llevo la vista a sus propias manos con nerviosismo y un tanto avergonzado. Él hubiera preferido decirle al contrario desde el principio, pero el menor de los Yang era su amigo y también quería cumplir con su palabra.

—Hyung... Jeongin me pidió no molestarte... No queríamos preocu...

—¿No querían molestarme? ¡Jeongin es mi hermano, maldita sea! —Jae trató de respirar profundo para no exaltarse, caminando de un lado a otro sin poder realmente permanecer concentrado —¿Cuando se iban a molestar en decirme? ¿Cuando Jeongin muriera?

Seungmin aguardo silencio, observado de reojo como su hyung caía desplomado en un asiento y las lágrimas comenzaba a caer con rapidez hasta resbalar contra su pecho.

—¿Cuál es su flor?

Kim alzo la vista ante la pregunta — Son flores de cerezo.

— ¿Sabes si han crecido mucho?

Negó — El doctor dice que esta en etapa inicial.

— ¿Sabes cuando lo descubrió?

Min volvió a negar — Yo me enteré un día que se desmayo en casa.

Un fuerte olor por parte del alfa e comenzo a esparcirse al poco tiempo en la habitación. Lo sabía, de hecho cualquier persona que conociera mínimamente a Jaebeom lo sabía, el menor lo era todo para él, por eso podía llegar a entender lo difícil que era encontrarse de un día a otro con esta situación; comprendía su exaltación y de hecho no creía que lo juzgaría, porque Jaebeom nunca lo hubiera tratado de esa manera antes.

— ¿En donde esta ahora mismo? — Preguntó, entre pequeños sollozos.

— En el hospital.

— ¿Ibas a ir a verlo?

Seung asintió con suavidad —  He estado cuidado de él todo este tiempo, hyung.

— ¿Todo este tiempo? ¿Desde hace cuanto, Seung? —  Jae preguntó, pero no obtuvo ninguna respuesta —  Te estoy preguntando, ¿desde hace cuanto? — dijo, bajando el volumen de su voz pero, con una mirada de enojo.

— Quizás... — el pelirrojo suspiro — Quizás dos semanas.

Jae apretó aún más los puños con una sensación de completo dolor en su pecho. Seungmin únicamente lo miraba con tristeza, pero para el mayor aquello más que nunca en su mente comenzaba a sentirse como que todo era su culpa, algo que él había buscado sin siquiera razonarlo, el karma existe, pensó su inconsiente.

Mint ஜ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora