Capítulo 2

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Aclaración: En esta historia se utiliza el término "ravenette" cuyo significado es el de un individuo que posee cabello oscuro, aparentemente azulado, como el color de las plumas de un cuervo. Aclaro esto para no crear confusión en la lectura.

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Takemichi no tuvo tiempo de reflexionar cuando llamaron a la puerta.

"¿Si?"

"Takemichi-sama, espero que haya terminado de prepararse para el desayuno". Era Inupi.

"¡Ah! ¡Dame unos minutos más!"

Takemichi corrió apresuradamente hacia un enorme armario que supuestamente contiene toda la ropa. Para su absoluto asombro, vio tanto contenido que le costó elegir una.

Encogiéndose de hombros, cogió lo primero que le llamó la atención y corrió al interior del baño.

Inupi suspiró irritado al entrar en la habitación, oyendo cómo se utilizaba el grifo de la ducha.

A pesar de su estado de ánimo irritado, le pareció extraño que el príncipe se levantara tarde y tardara en prepararse para el día. Normalmente era puntual y no quiere que nadie arruine su rutina. Quiere que todo sea perfecto, porque las imperfecciones son inaceptables.

'Como yo...' pensó amargamente al recordar cómo Takemichi se burlaba y lo insultaba por su cicatriz cuando aún eran niños.

Eso había hecho llorar a Inupi, pero Takemichi ni siquiera se inmutó, porque a sus ojos, nadie es más importante que él mismo. Bastardo narcisista.

Tras unos minutos más de silencio, la puerta del baño se abrió de golpe.

"S-siento haber tardado demasiado, Inupi-kun..." Escucho un tono avergonzado y suave del ravenette.

"No hay problema-" se atragantó con su propia saliva cuando finalmente comprendió lo que el otro había pronunciado. "¿Qué has dicho?" Sus ojos apagados miraron fijamente a Takemichi.

¿Acaba de... disculparse?

Takemichi se estremeció ante la mirada, qué miedo. "Eh, perdona que haya tardado..." Se acercó un poco más y dio unas palmaditas en la espalda de Inupi para aliviar su tos con la que no tenía heridas.

Inupi apartó la mano de un manotazo.

"No me toques". Pero inmediatamente se arrepintió. Era conocido por todo el todo el pueblo del castillo que cualquiera que desafíe al príncipe se enfrentará a la ira del rey y de la reina.

Aunque ambos son gobernantes amables, valoran a su hijo entre todos. Y sosteniendo eso el príncipe siempre encuentra la manera de culpar a los demás para su satisfacción y para demostrar su superioridad ante los demás.

Sabiendo que otra rabieta será lanzada por su acción, se preparó para ello.

"Oh, lo siento..." Takemichi retiró su mano, sin ningún indicio de enfado. Inupi se congeló ante eso. Eso lo pilló desprevenido.

"..."

"Deja de hacer eso".

"¿Qué debo dejar de hacer?" El tono era tan inocente y sin malicia que hizo que Inupi estuviera más confundido y frustrado.

"¡Disculparte! Deja de hacerlo, ¡Me estás asustando! ¿Qué, crees que este tipo de juego tuyo va a funcionar conmigo otra vez? ¿Qué cuando por fin me fíe de tus palabras, me tirarás por el precipicio otra vez? ¡Pues muy mal!"

Aunque fue engañado por sus dulces palabras en el pasado, aprendió la lección. Él nunca podría confiar lo que saliera de la boca del otro.

Su voz podría haber sido demasiado fuerte porque alguien irrumpió.
"¿Qué es todo el alboroto que estoy oyendo?"

Reencarne en un juego otome; TakeHarem Where stories live. Discover now