Supervivencia

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Encontramos un árbol que podía servirnos para refugiarnos, estaba un poco inclinado para un lado, lo cual serviría como un tipo de techo.

Para nuestra buena suerte, teníamos agua que los guardias nos habían dado. Nos sentamos en las faldas del árbol intentando cubrirnos, estábamos muy pegadas como nunca lo hemos estado.

Sé que no es momento para decir esto, pero estas horas que pasé a su lado fueron las mejores de mi vida. Me sentía tan cálida y segura, era como si no me importara que todo a mi alrededor estuviera frío y húmedo, el calor de su cuerpo era lo único que necesitaba.

Repetir que ella es mi amiga era una burla para mi corazón, ya mi mente empezaba a ceder frente a mi terco corazón.

-A ver... tenemos agua nada más- la miré.

El sol había salido hace unas pocas horas, el día parecía perfecto.

-¿Y qué haremos?- preguntó.

No sabía qué hora era y no teníamos nada para comer.

-No lo sé.

Estábamos cerca del río que vimos hace rato, se podían ver con claridad esas aguas. Vi pasar algo por él, ¿un pez? Estaba segura de que eso era.

-Hürrem, creo que vi pasar un pez, podemos pescarlo y prepararlo para comer- dije mirándola.

-Ninguna sabe pescar.

-No debe ser tan difícil- me levanté y me amarré un poco el vestido a la altura de mis rodillas.

Caminé hacia el río y entré en él, el agua me llegaba hasta un poco más arriba de mis tobillos.

-Está fría- me quejé mirando al cielo.

La escuché reír y la miré mal, hice un puchero con mis labios mientras ella reía.

-No te rías de mí- ella negó con la cabeza tratando de calmarse.

-No me río de ti.

-Sí lo haces.

-No, me río de tu berrinche.

No podía contradecirla, tenía razón. Miré hacia abajo, otro pez venía, cuando pasó cerca de mí intenté agarrarlo; nada.

Miré a Hürrem, ella hizo un gesto de que no diría nada. Volví a intentarlo, rocé el siguiente, pero no llegué a agarrarlo.

Hice una mueca, no podía rendirme, pero esto tampoco parecía funcionar. Pasó otro, me incliné para tomarlo, creí lograrlo. Levanté las manos, tenía uno entre ellas, se movía mucho y estaba resbaloso, luchaba por soltarse y me dificultaba estar de pie, traté de retroceder, pero resbalé.

Terminé sentada en el río, estaba completamente empapada. El suave sonido de su risa se hizo presente de nuevo, mis mejillas se ruborizaron y agaché la cabeza.

-Lastimas mi orgullo, ¿sabes?

-Perdón- se disculpó.

La miré y sonreí, no podía molestarme con ella, era algo imposible.

Salí del agua y me acerqué a ella para sentarme a su lado; algo debía funcionar, sólo debía pensar en algo.

Ella se levantó y empezó a buscar algunas ramas y piedras, gran idea, sin duda ella es más inteligente que yo.

Me levanté y volví al río, miré atenta el agua y volví a erguirme, la miré, ella me miraba atentamente.

-No te rías, ¿sí?- presentía que me volvería a poner en vergüenza.

Pasó alrededor de unos treinta minutos antes de que pudiera atrapar mi único pescado. Uno respetable, no muy grande ni tampoco muy pequeño. Hürrem se encargó de encender la fogata así podríamos cocinar y, tal vez, poder hacer una señal de humo.

-Está rico... aunque sea pescado- comenté, ella asintió antes de dar el último bocado de su parte.

Algo hizo ruido cerca de nosotras interrumpiéndonos, ¿nos habían encontrado tan pronto?

Un perrito salió de medio de los árboles, se acercó a nosotras olfateándonos. Sonreí y le ofrecí un poco de pescado, él lo tomó entre sus dientes y lo comió.

Hürrem sonrió y lo tomó alzándolo entre sus brazos y acariciándolo.

-Hola, pequeño, ¿cómo te llamas?- dijo con voz tierna.

Me reí un poco mirándola, nunca la había visto tratar así de tierno a alguien.

-Hürrem, sabes que no te escucha ¿verdad?- ella me miró.

-Lo sé, pero es muy bonito. Amo a los perritos- dijo con una sonrisa.

-A ver, dámelo- me lo entregó y el perrito me lamió la cara, sonreí y ella rió.

-Eres muy bonito, cachorrito- lo acaricié.

Le di un poco más de pescado, parecía que tenía más hambre que nosotras.

-Hürrem, si hay un cachorro aquí... significa que podría haber una casa cerca...

Ella lo pensó por un momento y después me miró.

-Tienes razón, Mahidevran- se levantó rápidamente, la acompañé junto con el cachorro.

-A ver, hermoso, por dónde viniste- miré por donde él había aparecido.

-Por aquí- Hürrem agarró el agua para caminar por donde le dije.

M: 16/05/24

Enamorada de EllaWhere stories live. Discover now