CASTIGO

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Hannah y yo entramos rápidamente en la casa. La lluvia se abre paso en la noche y las gotas comienzan a golpear con fuerza la superficie de los cristales. Respiro hondo en un intento por relajarme. Todo esto tiene que tener una explicación lógica. Pero aun así prefiero no correr riesgos y alertar a los demás.

—Hannah, escúchame —Tiro de ella y la obligo a mirarme a los ojos—. Ves arriba, comprueba que las puertas están cerradas y despierta a Thomas, Jake, a MC y tu hermana. Yo me ocupo de la planta baja, Dan y Jessy.

Avanzo un pie en dirección a la puerta principal, pero algo me detiene. Hannah me agarra con sus brazos. Su cuerpo entero tiembla, y sus lágrimas descienden como el caudal de un rio por sus mejillas enrojecidas.

—Por favor, no me dejes sola —Suplica entre sollozos.

—Sé que tienes miedo —Respiro hondo y continuo—. Pero te garantizo que esta noche ningún monstruo te pondrá una mano encima. Ahora ¡Corre!

Para mi suerte consigo que me haga caso y sube los escalones de dos en dos.

Hecho un vistazo general a la zona central de la casa. Todo parece estar en orden. Abro la puerta de mi habitación y me precipito hacia la cama.

—¡Jessy! —Le agito suavemente por el hombro—. ¡Jessy, despierta!

¡Mierda!

Sigue durmiendo como un lirón. Debe ser por la borrachera.

Cierro la puerta tras de mí, y en menos de 20 segundos entro en la habitación de Dan.

Rezo por que no tenga ninguna arma escondida y no piense nada raro.

—Dan, levanta el culo. Necesito tu ayuda.

Tampoco reacciona. Agito su cuerpo con más fuerza, pero nada, no hay respuesta.

¡¿Qué cojones está pasando?! Esto es muy raro.

Oigo un fuerte ruido proveniente de la zona principal de la casa y corro hacia él. Seguramente sean los chicos.

Pero en cuanto giro la esquina mi pecho choca contra el cuerpo de Hannah, que bajaba rauda por las escaleras.

—¿Dónde están los demás? —Le pregunto al ver que está completamente sola.

—Richy, aquí pasa algo extraño. No consigo despertarlos. ¡A ninguno! Espera un momento... ¿Dónde están Jessy y Dan?

—Me ha pasado exactamente lo mismo, pensaba que era fruto del alcohol, pero aquí ocurre algo más. Deberíamos...

Mi frase se ve interrumpida por un graznido de cuervo, que se escucha peligrosamente cerca de nosotros.

Nos damos la vuelta y ahí está. Sobre la repisa de la cocina, comiendo lo que parece un trozo de carne cruda. Tengo la sensación de que debajo de esos grandes ojos negros hay un ser que me juzga por todos los crímenes que he cometido.

—¿Cómo demonios ha entrado?

—Richy... —Tartamudea—. Te aseguraste de que la puerta principal estuviera cerrada con cerrojo, ¿verdad?

¡Mierda!

Debería estarlo, pero no sé si los chicos llegaron a hacerlo.

Corremos hacia la puerta y antes de poder girar la esquina, la fresca brisa nocturna ya me da la información necesaria para saber que mi mayor miedo se ha cumplido.

—¡Joder, está abierta!

—¿Eso es sangre?

El dibujo del cuervo está pintado sobre la puerta de madera. De la misma manera que yo lo hacía. Los dueños me van a matar, pero ese es el menor de mis problemas ahora mismo.

Me acerco, toco la pintura y la huelo. Hannah hace lo mismo.

Pero ella tenía razón, esto no es pintura. ¡Es sangre de verdad!

Unas arcadas se apoderan de nuestros cuerpos. Pero nos contenemos con mucho esfuerzo por no vomitar. Cierro con un fuerte portazo y la luz desaparece en toda la casa.

—¡AAAAAAAH! —Hannah grita con todas sus fuerzas, y vuelve a llorar de nuevo—. ¡No quiero morir! ¡NO QUIERO MORIR, FUE UN ACCIDENTE!

—Ssssh —Abrazo su cuerpo con delicadeza en un intento por tranquilizarla—. Te prometo que no permitiré que nadie te haga daño, ni esta noche, ni nunca. Aunque me cueste la vida.

Quizás le parezcan palabras vacías en este momento, pero después del infierno que le hice pasar... Sé que se lo debo como mínimo. Ella es mi amiga desde que tengo uso de razón y la defenderé hasta el final.

—¿Qué hacemos ahora? ¿Llamamos a la policía?

—Vayamos a la cocina, juraría que vi una linterna en uno de los cajones. Luego buscaremos nuestros teléfonos.

—Tu mandas —Sonríe débilmente, sin soltarme por un segundo.

Doy gracias a esa estúpida mascara de tela por una vez. A pesar de estar totalmente oscuro y la poca luz que entra por las ventanas puedo orientarme bastante bien. Estamos a solo unos pasos de llegar al cajón, cuando veo una gran sombra negra cernirse sobre mí por el rabillo del ojo.

—¡RICHY, CUIDADO! —grita Hannah, pero ya es demasiado tarde.

Recibo un golpe en la parte posterior de la cabeza con un objeto contundente, que me hace caer y doblarme sobre las rodillas por el dolor. Aturdido intento levantarme, pero recibo otro en las piernas.

—¡NO, NO, NO! ¡ALEJATE DE EL!

Oigo el sonido de un cajón abrirse y el tintineo de los cubiertos al chocar entre sí.

—¡NO DUDARE EN USARLO! —Grita.

Seguramente haya cogido un cuchillo. Intento levantarme pero no puedo, mi vista está completamente nublada. ¡No sé qué está pasando!

Escucho a Hannah. Parece empezar a forcejear contra esa persona.

¡Tengo que ayudarla! ¡No podrá aguantar mucho sola! ¡Vamos reacciona Richy!

La otra persona respira con pesadez. Me recuerda... a mí. ¿Lleva una máscara?

Algo pesado cae contra el suelo, seguido de un sonido metálico.

—¿Hannah? ¿Me oyes? ¿Qué ocurre?

Pero no recibo respuesta.

El sonido de unos pasos pesados me indica que alguien se aproxima hacia mí con velocidad.

Recibo otro golpe y todo se vuelve negro.

¿Hannah?

¿Qué pasa con los demás?

¿Es este el final?

¿Vamos a pagar esta noche por nuestros pecados?


DUSKWOOD - DETRAS DE LA MASCARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora