15

485 54 2
                                    

"¿Estás ahí?"

Leí el mensaje de Takashi.

"Aquí estoy."

Respondí esperando su respuesta, revisé la hora y eran las doce y cuarenta cinco de la mañana. El costurero demoro unos segundos en responder, pero finalmente lo hizo.

"Espérame afuera de tu casa, voy para allá."

¿En serio vendría? Digo, no era la hora más adecuada de salir, pero aún así obedecí y solamente tome una sudadera para evitar un poco el frío. Me levanté de mi cama y una vez fuera de mi casa me senté en los escalones de la puerta, jugaba nerviosamente con las manos, tal vez pensando que Takashi no se aparecería, después de varios minutos que parecieron una eternidad el de mirada amatista finalmente hizo acto de presencia.

Él venía empujando su motocicleta, acto que me descolocó un poco.

—¿Por qué estás empujando tu moto?

—Sé que el motor hace mucho ruido, y considerando la hora no quise despertar a tus hermanos o a tus vecinos.

—Un acto muy amable de tu parte.

—¿Qué puedo decir? —Se encogió de hombros y hablo de forma soberbia.

—No seas tonto.

Conteste ante su oración, me levanté de aquellos escalones y me acerqué a Takashi.

—¿No quieres pasar? Podría prepararnos algo.

—Oferta tentadora —me señalo con el índice de manera acusadora, aunque era obvio que lo hacía a modo de juego. —¿Tus hermanos están dormidos?

Asentí con la cabeza. —Takeo, o duerme muy temprano, o muy tarde, nunca se sabe, y Noboru, ya sabes.

—Claro.

—Entonces, ¿no gustas pasar?

—Quiza en otra ocasión, incluso esa vez podríamos ver películas y todo eso. Ahora, ¿a dónde quieres ir?

—¿Ir? ¿A esta hora?

—Claro, este es de las mejores momentos, ver las estrellas y con nada de gente molestando.

—Bueno, sorprendeme.

—De acuerdo, sígueme.

Caminamos un poco de manera que nos alejaramos de mi casa, y una vez lo suficientemente lejos se montó en su moto y palmeó la parte trasera del asiento para indicarme que subiera. Tome asiento con cuidado y me sujete de la parte trasera de la motocicleta, una vez que él aseguro que estaba bien agarrada puso en marcha el vehículo.

Por está ocasión ninguno de los dos tenía casco, pero realmente era lo que menos me importaba, sentir la brisa fría sobre mi rostro me hizo sonreír. Contemplé la espalda del costurero, cómo sus manos sujetaban el manillar y las movía respectivamente cada que aceleraba o frenaba, su chaqueta y cabello siendo agitados ligeramente por el viento.

Takashi siguió conduciendo otro rato más hasta que finalmente llegamos a un punto alto de la ciudad. —Hemos llegado —se giro un poco para verme de reojo, dedicándome a la vez una sutil sonrisa.

Baje de la motocicleta y me abrace a mí misma frotandome los brazos debido a una oleada de frío que me invadió. El motor de la moto dejo de escucharse, por lo cual fue evidente que el pelilila la había apagado.

—¿Por qué has decidido traerme aquí?

—Es un lugar increíble, las luces de la ciudad le dan cierto toque mágico a la noche.

Se subió a una pequeña barda, se volteo hasta mí y me extendió su mano para ayudarme a subir. Una vez en el mismo lugar que él me senté en la baranda, meneando mis pies ya que quedaban a gran altura del suelo.

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Where stories live. Discover now