UN MALENTENDIDO, UNA REPUTACIÓN QUE MANTENER Y UN TRATO QUE ACEPTAR.
Candace siempre lo ha tenido todo, hasta que un día decide cambiar su estudiada rutina y toda su vida se ve envuelta en un sinfín de cambios. Encuentra a su novio en la cama con ot...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Candace
9 de Diciembre.
Con Izan en casa todo es mucho más sencillo, sé que siempre me quejo de él, pero la verdad es que no sé qué haría sin él, porque no solo es mi hermano, sino que es una de mis personas preferidas en el mundo.
Con Felipe todo ha vuelto a la normalidad, o todo lo normal que puede ir cuando finges salir con alguien por el que comienzas a sentir cosas que creías muertas en tu interior.
No solo le ha dado por llevarme a la facultad cada mañana y prepararme un volcán para desayunar, sino que también se ha propuesto ayudarme a estudiar, aunque no tenga ni la más remota idea de derecho. Pero aquí lo tengo, observándome mientras me pongo de los nervios porque queda menos de un mes para los exámenes que tanto temo.
—Candace, tienes que relajarte...
—Lo estoy —digo acelerada.
—Pues díselo al bolígrafo —señala con la cabeza hacia mi boca— Él no tiene la culpa.
Saco el bolígrafo de la boca y lo miro con atención comprobando que el plástico que lo envuelve está completamente destrozado por mis dientes y la presión que he ejercido durante este tiempo sin ser consciente.
—Joder, tu boca —me mira horrorizado.
—¡¿Qué?! —me toco los labios y siento como hay algo líquido en ellos.
—La tienes azul —comienza a reírse sin parar.
Observo de nuevo el bolígrafo en mis dedos y compruebo como la tinta sale por uno de los extremos y tiñe mis dedos de un azul oscuro intenso, al igual que imagino que estará mi boca en este momento. Salgo corriendo hacia el baño y me enjuago la boca con abundante agua para retirar el máximo de tinta posible. Abro la boca y compruebo el color azul que han absorbido mis dientes y me horrorizo al pensar que no se vaya nunca del todo.
¿Has visto alguna vez a una modelo con los dientes azules? Porque yo no, y no estamos para ir creando tendencias raras...
Cojo mi cepillo de dientes y le pongo una gran cantidad de pasta dental y comienzo a frotarme con fuerza hasta que deja de salir azul. Felipe me mira a través del reflejo con una sonrisa burlona en los labios. La pasta blanca comienza a chorrearme por toda la boca de la cantidad de espuma que estoy sacando con mi enérgico movimiento. Felipe ríe sin cortarse por mi espectáculo y eso hace que frote con mucha más fuerza, consiguiendo que la espuma caiga por la barbilla y me llene todo de pasta de dientes.
—Tú sí que sabes conquistar a un hombre —sonríe a mi espalda cuando me aclaro la boca.
Ignoro su comentario y compruebo que no quede nada de tinta azul en ninguna parte de mi cara o boca.
—No vuelvas a dejar que me meta un bolígrafo en la boca —clavo un dedo en su pecho— Esa es tu misión.
—Mi misión es obligarte a dar por finalizado el día de estudio —me coge en volandas y me levanta del suelo sin el más mínimo esfuerzo.