Capítulo 23

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Adele Steve.

Veía a un hombre caminar, tenía a una niña al lado, pero solo podía ver su espalda, mientras caminaba para acercarme, para intentar hablarle o simplemente pedir instrucciones de donde me encontraba para intentar saber cómo había llegado a este lugar, ellos simplemente avanzaban más, era como si por cada cinco pasos que diera ellos dieran diez, no importa cuando intentara correr ellos cada vez se alejaban más, pero si no intentaba correr estábamos a una distancia tal vez de diez o quince metros, aunque no estaba segura del todo, miraba toda la escena con el ceño fruncido y un poco agotada por estar corriendo para alcanzarlos aunque siempre fue inútil.

Me detengo, es como si estuviésemos caminando en círculos, así que me gire y camine en sentido contrario, pero no sucedió lo que creí que sucedería, en vez de acercarme más me aleje mucho mas de ellos, me gire nuevamente y corrí en su dirección, al cabo de unos minutos había vuelto al mismo lugar, a estar a unos metros de ellos, pero sin poder avanzar ni un paso más.

Les grité lo más fuerte que pude, pero ellos no se inmutaban, me resultaba demasiado frustrante, así que decidí mirarlos con atención, la chica era pequeña, debía tener cinco años máximo, tenía el pelo negro largo, trae puesto un vestido azul claro que le llegaba a la rodilla y en su mano izquierda tenía un peluche era blanco, pero parecía tener puntos azules.

El hombre por otro lado parecía ser muy intimidante frente a la niña, debía medir cerca de un metro noventa, aunque quizás media más, no soy experta en medir con la vista, pero podía hacerme una idea, su pelo es negro como el de la niña, pero, tenía la sensación de que ese no era su color natural, quizás castaño, rubio, pelirrojo (este es muy raro en Gratfoll, mucho más que el rubio), estoy a unos cuantos metros así que no podía asegurar que no fuera su color natural, pero tenía la sensación. Su espalda era recta, como se les ven a los modelos cuando están en alguna pasarela. Aunque solo lo miro de espalda luce como un hombre rígido y meticuloso, los mínimos gestos que lograba captar me decían eso.

Mire a mi alrededor tratando concentrarme en cada cosa que pasábamos, pero solo parecía que estábamos caminado por el centro de la ciudad sin un rumbo definido. En un segundo el hombre levanto a la niña y la puso en sus hombros, que a pesar de estar de traje parecía que se ejercitaba un poco, aunque no en exceso, quizás solo cuando tenía tiempo.

Miro las mesas de las cafeterías, las tiendas, los vehículos a la orilla de la calle, pero no hay más personas a excepción del hombre, la niña y yo, todo estaba abandonado, el pueblo se me hacía conocido, pero estaba casi segura que no era Neilfoll, sé que está abandonado, pero, no sentía que fuera ese lugar, quizás sea mi mente haciéndome una jugada y en verdad ellos no estaban en ese lugar, solo me mostraban lo que hicieron así que esto es solo un recuerdo, solo son ellos.

El sol y todo el ambiente en general parecía molestarme, pero aun así continuaba siguiéndolos, pero tenía la sensación de que mientras más lo seguían peor me sentía, llego un punto en el que emití un fuerte quejido que hizo que me doblara, cuando levante el rostro nuevamente, estábamos frente a una casa rodeada de árboles, como un poco oculta, parecía que el escenario había cambiado por completo en un segundo, el hombre y la niña entraron en la casa, la puerta se quedó abierta como si me estuvieran invitando a entrar con ellos.

Los veía dentro de la casa, parecían estar esperándome, pero en cuanto entre en la casa sentí que me desvanecía, cuando el malestar paso veía todo diferente, yo era diferente, en un espejo que estaba en el pasillo pude verlo, ahora la niña que estaba con el hombre era yo. Tomé su mano por instinto y lo seguí escaleras arriba.

Cuando estuvimos en la segunda planta me llevo hasta una habitación rosa con azul y un poco de negro, había una pequeña cama en la que me ayudo a recostarme, al mirar al hombre casi suelto un fuerte chillido, pero se quedó ahogado en mi garganta, era confuso de definir como su rostro, es como si no tuviera, en el lugar que debía estar su rostro estaba como un gran remolino.

ADELE {Libro II  y III} ✔️Where stories live. Discover now