El lugar correcto.

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Sakura estaba por terminar su turno en el hospital, había tenido un día bastante tranquilo a su parecer. Obito había partido a una misión al lado de Genma y Asuma, así que no tenía mucho que hacer esa tarde.

Disfrutaba de una taza de té y mitarashi dango, al no tener pendientes podía tomarse su tiempo en disfrutar su comida. Pero el alboroto la sobresalto, no sabía la causa de tremendo escándalo, y saldría para averiguarlo.

No espero mirar que el alborotador era el pequeño Hiro...

-¡Quiero ver a Sakura nee-san! Déjeme ir con ella.-

-¡Entiende que no puedo dejarte entrar, niño! Por favor toma asiento y la vocearemos, cuando esté desocupada podrá ayudarte...-

-¿Que no entiende que se trata de una emergencia? ¡Mi hermanita está enferma y solo ella puede ayudarme!-

Sakura observó el intercambio de palabras entre la enfermera y el niño, así que se acercó para atender su urgencia. Al llegar con el pobre Hiro, el lloraba desconsolado y la abrazaba en busca de cobijo. Era clara su desesperación para armar un escándalo de esa índole...

-Hiro, necesito que te calmes, cariño. ¿Que le sucede a tu hermana?-

-Kass... Ella se desmayó hace como dos horas y no despierta, tiene mucha fiebre y Obito-sensei no está en casa. Tengo miedo nee-san, ella es todo lo que tengo.-

Sakura estaba mirando los ojos desolados del pequeño, así que usando su ninjutsu médico, lo durmió y lo llevó a la casa de Obito, que era su casa permanente luego de que el jounin se proclamara como el tutor de ambos.

Al llegar observó a la niña, quien ardía por la fiebre, así que preparó otra infusión parecida a la de la ocasión anterior pero la infundió de manera intravenosa, buscaba que su sangre y su chakra se purificaran y con fomentos de agua fresca, buscaba bajar su temperatura.

Hiro despertó poco tiempo después, y miraba la devoción con la que Sakura cuidaba de su hermana, no quizo hacer ruido, pero su particular chakra hizo que Sakura lo notara.

-Cariño, tu hermana se pondrá bien... Les haré algo de comer, mientras quédate con ella, ¿de acuerdo?-

El asintió y se quedó con ella. Mientras, la pelirrosa se ocupaba de hacer almuerzo para los niños y ella. No los dejaría solos ahora que Obito no estaba. Ella también lo echaba de menos pero era mejor no darle preocupaciones a su regreso. Así que se encargaría de todo.

Preparó una sopa miso y bolas de arroz, nada extraordinario, pero lo importante era que ambos niños comieran. Ya que a estas alturas, la pequeñita debería estar despierta.

-Hiro... Ven a lavarte, cielo, la cena está servida.-

-Ya voy... Kass se está poniendo las pantuflas.-

Al llegar, ambos niños se lavaron las manos y tomaron su lugar en el comedor, tenían la comida caliente y un vaso de jugo a su disposición. Y al frente de ellos, estaba la pelirrosa, quien los acompañaría esta noche para que no estuvieran solos.

-Kass, ¿Ya te sientes mejor?-

-Estoy mucho mejor, gracias nee-san... Obito-sensei de seguro se hubiera puesto a llorar con mi hermano.-

-¡HEY! ¿No que era tu héroe?-

-Y lo eres onii-chan, pero eres un llorón cuando no sabes que hacer...-

El niño hacía pucheros mientras Sakura y la niña sonreían. Es cierto que Hiro era difícil, pero no por eso dejaba de ser un niño. Estaban absortos en la cena que no pusieron atención a quien los miraba desde la entrada de la casa.

La luz de tus ojos.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ