Te pareces a ella.

450 28 8
                                    




***

Transcurrieron las semanas entre negociaciones, números y paseos. Eloise y George habían logrado establecer un vínculo de mutuo respeto, hablaban sobre las ventajas de la alianza hasta que creyeron que sería lo mejor para ambas partes. Por un lado, George trataba de olvidar el asunto de Marina Thompson, aunque cada día pensaba en ella y de vez en cuando le escribía cartas. Todo para cumplir los deseos de su exigente padre. Eloise por otro lado, supuso que tendría que hacerlo, después de que su madre le asegurara que se trataba de la mejor alternativa que tenía, ya que había dejado de recibir ofertas de matrimonio desde hacía mucho tiempo. Y por más que odiara admitirlo, Eloise se había vuelto parte de esa sociedad que tanto se empeñaba en repudiar.


Fue así como se encontraron una tarde de mediados de octubre, cuando él la miraba, mientras se mordía las uñas e inspeccionaba constantemente a lo lejos, la ventana del despacho, seguro de que su padre estaría mirando.

—Señorita Bridgerton —dijo George, caminando dos pasos detrás de ella.

—Sir George —respondió.

—Cásese conmigo —soltó, sin emoción en su voz.

Eloise se detuvo, era real que esperaba una propuesta de matrimonio, solo que no imaginó que lo haría tan pronto. Era bien sabido que habían creado una amistad muy particular, pero nada parecido al amor, además de que ninguno deseaba casarse con el otro.

—¿Por qué? —preguntó ella.

—¿Por qué no? —dijo—, algunos matrimonios se han consolidado con menos.

Ella no respondió, se mantuvo pensativa un par de minutos.

—¿Entonces? —insistió George.

—Mi familia...

—Señorita Bridgerton, con todo respeto, su familia entera está esperando a que pida su mano y usted acepte de una vez por todas.

—¿Siempre tiene que ser así de directo? —preguntó Eloise, frunciendo el ceño.

—Bueno —comenzó George, mirando al cielo—. Mi padre siempre dice que...

—¿Y usted, Sir George? —intervino.

Él la miró con los ojos muy abiertos.

—¿Usted qué piensa al respecto? —preguntó Eloise, porque le molestaba el carácter de un hombre tan insoportable como Thomas Crane.

—¿Yo?

—Sí —respondió con ímpetu—. Siempre me está recordando lo que a su padre le gustaría, pero nunca dice lo que usted desea.

—No importan cuales son mis deseos, señorita.

—Habla como mi hermano, ¿sabe? Siempre hablando del deber —Eloise se cruzaba de brazos.

—Eso hacemos los hombres de honor —dijo él, en su defensa.

Eloise soltó una risa. George mantuvo el rostro serio.

—Señorita Bridgerton, si no acepta mi propuesta, no se casará y veo poco probable que exista una alianza económica entre nuestras familias —explicó—. Y por si no se ha dado cuenta, estamos en guerra. Se vienen tiempos difíciles, debería dejar de actuar como una niña mimada de vez en cuando.

BRIDGERTON || ELOISE & PHILLIP|| PHILOISE || AQUEL DÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora