CAPÍTULO 2

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Geneviève estaba más extraña de lo usual

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Geneviève estaba más extraña de lo usual.

Y se refería a ella de esta manera porque la escuálida chica siempre había sido particularmente diferente. Por supuesto que todos eran distintos, nadie podía ser igual a otra persona, a pesar de que eso era lo que la sociedad seguía. No obstante, del pequeño grupo al que Jungwon pertenecía, Geneviève se destacaba por su (rara) personalidad.

Jungwon no podía descifrarla del todo aún, y eso le inquietaba, había aprendido que las personas difíciles de leer traían problemas y es por eso que no hallaba coherencia con sus actitudes; primero como si fuesen los mejores amigos del mundo, después como si lo odiara y ahora como si quisiera salir con él. No quería aceptarlo, quizás podía equivocarse, pero él rara vez se equivocaba por no decir nunca. No tenía inconveniente alguno, en realidad trataba de no tenerlo, porque Jungwon era especialmente conocido por sobrepensar las situaciones. Poco ayudaba su reducido grupo de amigos y que no haya sido el mejor entendiendo a las personas. Cualquier cosa que saliera de su patrón, lo enloquecía.

Podría dejar las cosas como están y fingir que no se había dado cuenta de lo diferente que la chica se comportaba con él, pero la incomodidad que le llenaba el cuerpo estaba empezando a ser más difícil de ignorar. No le gustaba la sensación y eran en casos así cuando deseaba no ser un buen observador.

Entonces, ¿por qué Geneviève estaba siendo más rara que nunca? Querría hablarlo con los demás, pero nunca fue particularmente bueno expresando sus inquietudes.

Mientras Geneviève leía la teoría que había terminado la noche anterior, se detuvo un segundo a observarla; estatura pequeña, ojos redondos y pómulos ligeramente sonrojados, tenía una nariz redonda pero pequeña, labios delgados y de hecho, todo ella exclamaba: delicada. Todo lo contrario a sus extravagantes personalidades.

Charlotte lo palmeó por los hombros, sonriéndole sinceramente mientras le pasaba un papel doblado en cuatro partes. Frunció las cejas claramente desconcertado.

—Me lo dio una linda chica de primer grado. Me parece que has llamado su atención. —No se perdió de la expresión que Geneviève puso en su rostro—. Nunca has salido con nadie, Uno, deberías intentar.

—Prefiero no salir con nadie. Las personas son complicadas y no deseo que alguien a quien quiero sea objeto de burlas. Ya tengo suficiente con ustedes. —A su respuesta una risa suave la acompañó, el papel en sus manos siendo arrebatado—. Eso es privado. —Pero no hizo nada para tratar de recuperarlo.

Jungwon, desde que entré a esta universidad, mis días son felices porque puedo verte sonreír, sigue haciéndolo, eres hermoso. —Grégoire leyó en voz alta, regresando el trozo de hoja a su dueño—. Es la primera vez que pasa, ¿cómo te sientes?

—Ni siquiera conozco su rostro, no voy a sentirme de ninguna manera.

—Fue Annelise, fue parte de tu equipo con Dubois. —Jungwon no se había tomado la molestia de recordar los nombres de su equipo. Charlotte suspiró—. Deberías darle una oportunidad.

ENTRE PÉTALOS Y HOJAS DE PAPEL © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora