16. 'Tis the good season

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Steve abrió sus ojos despacio, podía sentir poco a poco cada parte de su cuerpo moviéndose con sumo cuidado como si pudiera llegar a romperse, se sentía pesado, el sonido de varias máquinas retumbaban en sus oídos, la luz blanca lo cegó por un momento a la vez que el sonido de lo que parecía su corazón latir lo hizo procesar todo de golpe, intentó mover una de sus manos cuando sintió que estaba sujetada por otra mano.

Entonces escuchó un sollozo que lo hizo voltear a su dirección como pudo.

Natasha con su mano libre trató de limpiar sus lágrimas mientras una sonrisa se formaba en su pálido rostro, quería abrazarlo, besarlo, pero temia lastimarlo.

Había sido la peor semana de su vida, día a día llegaba al hospital desde temprano, pegada a cuidados intensivos y al consultorio del especialista que había operado a Steve, las expectativas al principio eran bajas puesto que Steve había sufrido dos paros cardíacos, era un proceso largo saber si el nuevo corazón de su esposo no fuera rechazado; trataba de mantenerse fuerte, pero poco a poco se desmoronaba al volver a su hogar donde la ausencia de Steve era inevitable de sentir. Pero había un pequeño ser dentro de ella que la animaba a seguir de pie.

Ese bebé que se aferraba a ella de una manera extraordinaria, soñaba a diario con él, en sus brazos, siendo acunado por Steve, ambos velaban sus sueños, limpiaban sus lágrimas y amaban a ese ser prueba de su amor más puro.

¿Tenía miedo?

Estaba aterrada, no imaginaba la vida de Steve, a pesar de que por años dejó de verlo, sabía que estaba bien, que triunfaba y seguia amando su familia; pero ahora era diferente, si esta vez se iba, no regresaría.

Aquella mañana pudo entrar a verlo de cerca, su color de piel habia tomado más calidez , su corazón latía por si solo, tan sólo esperaban a aue despertara; lo peor había pasado.
Acarició su mano y la besó con devoción, con sus ojos cerrados oraba y trataba de transmitirle su amor y su fuerza.

De la impresión casi sintió desfallecerse al sentirlo despierto, se sintió torpe al balbucear su nombre, sonrió como tonta al verlo esbozar una pequeña sonrisa inocente, lucia indefenso y débil.

— Hola, Steve....

Steve apretó su mano con más fuerza.

— Estoy aquí... — Steve suspiró tratando de hablar con más fluidez — no iba a dejarlos solos.

Ambos sonrieron en medio de un sollozo; lloraron por primera vez de felicidad, sus manos entrelazadas, sus corazones latiendo con fuerza acompañados de un pequeño latido que los mantenía unidos.

— ¡Dios, Steve! — Natasha se permitió abrazarlo, besando su mejilla sintiendo su calor, su presencia, Steve la estrechó en sus brazos respirando hondo mientras sus lágrimas seguían derramándose.

— Te amo, te amo, te amo.

La mujer besaba su mejilla en repetidas ocasiones logrando que su esposo siguiera sonriendo.

Las fiestas decembrinas estaban en su pleno apogeo, la navidad se apoderaba de todo New York, el hospital se llenaba poco a poco de adornos navideños, nochebuenas, regalos y buenos deseos para los pacientes; el Sol brillaba mejor que nunca mientras el frío se apoderaba poco a poco de todo.

Natasha ayudaba a Steve a vestirse, por fin después de dos semanas le habían dado el alta y podía ir a casa a seguir con su recuperación, el transplante de corazón había sido todo un éxito, pero debía seguir en estricta supervisión y recuperación.

Steve odiaba sentirse inútil pero seguía sintiendose con poca fuerza por lo cual dejaba mimarse por su esposa quien atenta y paciente lo ayudaba; Natasha abrochaba botón por botón de su camisa mientras él la observaba como un loco enamorado, no sabía si era por el embarazo pero lucia cada vez más hermosa, por instinto llevó sus manos hasta el pequeño vientre de su esposa haciendo que tal acción detuviera su tarea.

𝘛𝘩𝘪𝘴 𝘪𝘴 𝘥𝘢𝘮𝘯 𝘴𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯 || 𝘙𝘰𝘮𝘢𝘯𝘰𝘨𝘦𝘳𝘴 𝘈𝘜Where stories live. Discover now