ᴘᴀɪɴᴛɪɴɢ ʏᴏᴜ ᴛʜʀᴏᴜɢʜ ᴍʏ ʜᴇᴀʀᴛ

XXXII

Felix solo pudo sonreír como un loco mientras Hyunjin lo arrastraba por la calle al día siguiente, con su tiempo en París llegando a su fin, el más joven ni siquiera se había quejado cuando el pintor lo había despertado tan pronto como apareció el sol.

En cambio, lo disfrutó.

El paseo matutino que dieron, las calles que Hyunjin quería mostrarle, el desayuno que tomaron en uno de los cafés favoritos del mayor. Reconoció cada detalle, el sonido del viento bailando a través de los árboles, la mezcla de idiomas por los que caminaban, el suave agarre de las suaves manos del mayor, sus dedos entrelazados.

Felix estaba encantado con todo.

"Me estoy cansando, Jinni." Empujó al mayor un poco hacia atrás e hizo un puchero, jadeando cuando su reacción fue acercar a Felix, plantando un pequeño beso en sus labios en medio de la calle, al aire libre.

"Ya casi llegamos, cariño".

Felix no volvió a quejarse, estaba demasiado ocupado tratando de calmar su corazón.

Parecía una tontería que una persona a la que conocía desde hacía tan poco tiempo pudiera tener ese efecto en él, como nunca antes.

Lee había tenido enamoramientos, por supuesto que los tenía, las conversaciones nerviosas, las manos sudorosas, lo había experimentado todo, pero nunca había sentido que se había vuelto un poco más feliz desde que consiguió a alguien en su vida, como si hubiera una pieza desaparecido, y acababa de encontrarlo y se dio cuenta de que había sido todo el tiempo.

Eso fue completamente nuevo.

Y aún no estaba seguro de si lo amaba o lo odiaba.

"Mira quiénes son". Hyunjin se rió entre dientes, saludando a un par desde el otro lado del jardín. Felix le sonrió a Jisung y Minho, solo entonces se dio cuenta de dónde se encontraban. El mayor se las había arreglado para arrastrarlo hasta los jardines que rodeaban la Torre Eiffel y, aunque todavía estaba a unas pocas calles de la casa en la que se alojaban los cuatro, Jisung y Minho llegaron allí bastante temprano.

Como era casi septiembre, el número de turistas parecía haber bajado un poco, no había tanta gente como cuando fueron al monumento por primera vez, allá por la primera semana, cuando todo seguía siendo familiar y normal.

Antes de todo.

"¿Qué estamos haciendo aquí?"

Hyunjin se encogió de hombros, jalándolo hacia uno de los lados del monumento y haciendo que el joven frunciera el ceño.

"Visitando."

"Jinnie, hay una cola, ¿qué estás-" el mayor simplemente saludó con la mano al hombre que estaba parado en la entrada, y vio que le devolvía la sonrisa, alejándose para dejarlos entrar antes que los demás. "Que demonios-"