Su dulce canción

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Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y al fin, el reinado helado del invierno llegó a su fin.

Por muy fuerte que se aferrara al mundo, la fuerza del sol resultó ser demasiada. Los planos de nieve y hielo comenzaron retirarse, liberando la hierba, los lagos, los rios y los árboles de su toque. Mientras los vientos fríos y fuertes se convertían en una suave brisa que hacía bailar y cantar a la tierra; los animales comenzaron a despertar de su letargo y a purgar la tierra con su belleza y gracia. Era su turno de reinar. Sus suaves canciones que continuaban en el viento dieron vida a todas las cosas; las flores brotan de sus lechos de tierra, con sus hojas, mientras los animales juegan con alegría.

Cuando comenzó el primer día del reinado de la primavera, los cerezos comenzaron a florecer, todos menos uno.

El cerezo trabajador se preparó durante todo el reinado de Invierno, luchando por ser tan buena como los mejores. Era nueva y quería florecer como todas las demás, para enorgullecer a la primavera. Pero ¡Nada! No floreció ni una flor, ni un solo pétalo.

Lo intentó y lo intentó, con todas sus fuerzas, pero sus esfuerzos eran inútiles. . .

Uno de los cerezos se burlaba de ella, diciendo lo imperfecta que era, en comparación con el resto. Le decía que durante todo el reinado de la primavera, no le crecería ni un solo pétalo. Más que burlarse de ella, se reía de su promesa y sus votos.

El pequeño cerezo solo lloraba, en solitario. De nada sirvió pedirle ayuda a Primavera, ya que se negó a ayudarla. La primavera solo podía alentar a sus doncellas a florecer lo mejor que puedan. No sería justo ayudar a uno y no al resto.

Mientras eso, el cerezo patán solo seguía burlándose de ella.

La pequeña solo podía llorar de la pena y la tristeza.

El día estaba por terminar, y el cerezo comenzaba a perder la esperanza.

-¿Qué hice mal? -peguntaba ella, todavía en su llanto. Sus lágrimas cayeron hasta la hierba, solo para hacerla brillar y esconderse entre esta -¿Qué me hace diferente a los demás?

Luego de eso, sin aviso, una criatura emergió de su escondite. Del mar de hierba.

-¿Por qué lloras, querido cerezo? -preguntó la criatura.

Ella detuvo su llanto, así como sus lágrimas, por un momento. Lo vio, vio que al zorro que se sentó frente a ella, mirándola. El zorro ya era mayor y ahora tenía seis colas.

-¿Por qué lloras, cerezo? Seguramente uno como tú debería desistir el primer día del reinado de la primavera.

-¿Acaso no lo ves? - preguntó ella, de forma retórica -Mis flores no han crecido y el día está por terminar. Los demás se burlan de mí y temo que nunca floreceré como el resto.

-Entonces. . . ¿Por qué no lo intentas de nuevo? El día aún no ha terminado.

-¿Te burlas de mí también? Lo intento y lo intento, pero no sucede nada. Tenía tantas esperanzas de ser tan buena como los demás. De que mi olor se lo llevara el viento con el resto, para ser apreciado por todas las bestias. Pero en cambio, soy rechazada por los animales y los que creía mis amigos –sus lágrimas continuaron cayendo.

-Quizá ese es tu problema –dejo el zorro y ella solo lo miraba –Deseas ser como los demás, ser tan buena como ellos. Cuando deberías seguir con tu propio camino y ser tan buena como tú puedas ser.

-Eres un bufón, no sabes lo que dices. No sabes cómo se siente que te traten de manera diferente al resto.

-Sí que lo sé. Porque al igual que tú, muchas de las bestias. . . me han tratado "diferente". Por lo que me consideran: Un bufón y un tonto. Pero yo me veo como un astuto tramposo. Cuando los depredadores vienen a cazarme, mis trucos y habilidades me salvan de sus colmillos y estómagos. Sigo mi propio camino y tengo formas de protegerme. En lugar de tratar de seguir lo que ellos hacen.

El Cerezo y el Zorro [NaruSaku]Where stories live. Discover now