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Lynara se despidió de su Majestad, quien insistió en contar con su presencia, a lo que dijo que lo vería en la tarde y usaría alguno de sus regalos. Su dama ya la esperaba en la entrada a las criptas, limpió el rostro de su señora y la acompañó hacia el patio, sabía que siempre se ponía nostálgica al ver las tumbas de sus padres y sus hermanos mayores, pensar que ya solo quedaban tres de cinco hijos y al más joven de los varones ni lo veía por estar en la Guardia de la Noche. Se quitó la piel y fue a buscar a Skoll, su preciosa loba se veía tan saludable.

—Tía...

—¿No deberías estar con tu madre, terminando de alistarte?

—El rey ha pedido mi mano para Joffrey.

—Lo sé, estuve ahí.

—Haz que mi papá acepte la propuesta...

—No.

—Por favor, por favor, por favor.

—Le corresponde a Lord Stark, no ha su hermana...

—Pero tú eres Lady Stark.

—La hermana del Señor del Norte, Lord Eddard Stark no se debería dejar influenciar por una chiquilla...

—¡No soy una chiquilla!

—No me refiero a ti.

—Es lo que siempre he querido.

—Pídeselo a tu madre.

—No va a ayudarme.

—Entonces no queda nada más por dilucidar— y pasó de ella.

***

—¡Bastardo!

—¡Hoy no, Lynara!

—¿Fue por lo que dijo Lady Stark? — a lo que él asintió con la cabeza—. Vamos a hacerla enojar— le puso un emblema en el pecho y lo atrajo para abrazarlo.

—¿Y no hay para mí?

—Benjen— empujó a su sobrino para correr a ver a su hermano, este la abrazó con efusividad.

—¿Qué hacen aquí afuera?

—Lady Catelyn dijo que sería un insulto sentar a un bastardo frente a la familia real.

—Siempre hay lugar para ti en la Muralla, nunca se le negó un lugar a ningún bastardo.

—Llévame contigo cuando regreses.

—Jon— dijeron los hermanos.

—Padre me dejará si se lo pides tú, o tú— se giró a su tía.

—La Muralla siempre estará ahí.

—Estoy listo para prestar juramento.

—No entiendes lo que estarías dejando.

—Aun eres muy joven— dijo Lynara.

—Ninguno de nosotros será padre.

—No me importa.

—Lo harías, si supieses a qué me refiero— besó la sien de su hermana menor—. Mejor entro y salvo a Ned de los invitados, hablaremos más tarde.

—Vamos— tendió la mano a su sobrino, pero este puso el emblema de su casa.

—Tu lugar es adentro.

—El tuyo también— dijo antes de entrar.

—Lady Stark.

—Esa es mi cuñada, Lord Lannister.

—Ese es mi padre.

—Entonces estamos a mano, ¿no?

—Así es, mi señora— besó su mano.

—¿Por qué no estaba adentro?

—Ya vine, ¿me echaba en falta?

—No estuvo en el recibimiento.

—¿Me perdí de algo importante?

—A su hermana se le caía la cara a pedazos— sonrió, reverenció y se fue.

—Lady Stark— pero la doncella ya no escuchaba, su sobrino la llevó hasta la mesa donde permanecían Arya y Sansa.

—¡Arya! Era mi mejor vestido, lo arruinó— Lynara hizo una mueca ante las quejas de su sobrina.

—Dice madre que te lleves a Arya— susurró Robb a su lado. Se puso de pie y apoyó ambas manos en la mesa y volteó a ver a su cuñada.

—No soy tu criada— luego fue a buscar a Arya, porque ella tampoco volvería a la fiesta.

Lynara StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora