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—Vete— espetó Arya al escuchar la puerta, Lynara dejó su bordado.

—Arya, abre, por favor— pidió el padre de familia, el rey en el Norte llevaba el regalo que le dio a Sansa y esta rechazó.

—¿Puedo? — dudó la mayor.

—No la quiso.

—Lo supuse— se encogió de hombros—, la puedo guardar yo.

—Mejor— su rostro estaba más serio que de costumbre—. ¿Podrías dejarnos a solas?

—Lord, lady— reverenció y salió seguida por su dama.

—¿Enserio la conservarás?

—Quizá algún día se arrepienta de ser mala hija y retorne a todo lo que les rechazó a sus padres.

—Deberías escribir a Catelyn.

—No sé dónde venga.

—Te ves triste.

—Se acerca el invierno— suspiró con pesadez mientras avanzaba, jugaba con los cabellos de la muñeca.

—Ya suenas a Eddard.

—Se convirtió en mi hermano favorito dada la cercanía— sonrió con nostalgia—, escribiré a Benjen, para saber de Jon.

—¿Y a Robb?

—Espero su carta, pero sí, buscaré algún consejo en Los diarios para mandarle.

—Él decía que sólo son historias de amor y tragedias.

Los diarios de las Damas fueron escritos en momentos oscuros, no veo por qué no buscar la luz que ellas necesitaban.

—Debería descansar, Señora.

—¿Podrías servirme vino?

—Se le va a espantar el sueño.

—Tú ganas.

Rio por lo bajo y entró a su cámara. Hojeó Los diarios y garabateó los típicos saludos cordiales, preguntaba por su salud y la de sus hermanos, le dijo que también contactaría con Jon, en espera de ir los dos a visitarlo en el Muro. Le pidió que fuese como Joanna Lannister tras tomar posesión de Roca Casterly junto a su hermano-esposo Tywin. Ya que la hermana menor de la reina Visenya siempre vio el mundo como debería ser, no demeritaba a nadie y usó la fuerza sólo cuando fue en extremo necesario; luego firmó como Lady Stark, a sabiendas que, si la Tully lo leía, ardería en cólera. Alys sugirió que debía recordar a la esposa de Cregan y no a la otra hermana.

—Petyr nos ayudará a saber la verdad.

—¿Confías en el dueño de un burdel?

—¡Niña! Nunca faltaría a mi confianza.

—Te escondió en un lugar de mala muerte.

—Es un verdadero amigo.

—Bien, le avisaré a mi amigo.

—No irás con el rey— fue lo único que dijo Ned.

—Si fueron los Lannister, también debemos prevenirlo a él— espetó Lynara—, asesinaron a John Arryn para dejar a Robert sin aliados, por eso te pidió venir.

—Meñique tiene razón, si consigo pruebas se las llevaré a Robert— dijo Ned sosteniendo las manos de su esposa—, y espero que aún sea el hombre que una vez conocí.

Lynara reverenció al matrimonio y volvió, sola, pues pidió a Alys que no la acompañara para que no fuera evidente, al contrario, le pidió quedarse en la habitación y se hiciera pasar por ella si alguien entraba en ella. Entró por una de las puertas de servicio para ir con los sirvientes que su dama de compañía les consiguió audiencia. Sólo eran unos cuantos, Alys Snow se puso a investigar quiénes eran de lealtad débil y quiénes llevaban tiempo al servicio de la corona, no de Cersei, sino de la Corona.

—¿Creen que se pueda desatar una segunda Rebelión?

—Sí.

—Sí.

—No.

—No.

—Vamos empatados, uno más para inclinar la balanza— dijo Lynara de forma socarrona—. Si hay amenazas de rebelión, los señores de Roca Casterly, el Valle de Arryn, el Señor en el Norte... todos tienen la obligación moral de informarlo al rey, no puede permitir que sus abanderados avancen así. No así, yo no soy Lady Stark, no me importa si el día de mañana incendian la Fortaleza Roja y a toda su gente dentro; me cruzaré de brazos y miraré a otro lado hasta que ocurra algo que de verdad llame mi atención. ¿Ahora, alguien quiere objetar?

—No, mi Señora— murmuraron los cinco sirvientes.

—Si hay algo que debería saber, no me digan a mí, Alys puede pasar con libertad por el castillo, Robert le dio la libertad— la gente se escandalizó al ver que hablaba del rey con naturalidad y con tanta familiaridad, como a un igual—. Yo no permitiré que Cersei les queme las manos—dos escondieron sus manos en la espalda y se removieron con incomodidad—, antes quemaré las de ella.

Lynara StarkWhere stories live. Discover now