CAPÍTULO 4

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Liam salió por una pequeña emergencia con su hija, la niñera de la pobre cachorra llamó para informar que la omeguita no dejaba de tener fiebre ni de vomitar, al parecer era una infección intestinal y la pequeña no dejaba de llorar por su mami

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Liam salió por una pequeña emergencia con su hija, la niñera de la pobre cachorra llamó para informar que la omeguita no dejaba de tener fiebre ni de vomitar, al parecer era una infección intestinal y la pequeña no dejaba de llorar por su mami.

Así que su mano derecha se encontraba fuera y Louis estaba a punto de volverse loco gracias a ese maldito dolor de cabeza, sin mencionar que Zayn tuvo que cubrirlo en una conferencia con un grupo de inversionistas.

Sabía que alguien nuevo llegó a su empresa cuando Albert abrió la puerta de la entrada dejando pasar la fría ventisca, el viento revoloteó en la ropa llevando las moléculas de su aroma a través de toda la empresa justo a sus fosas nasales, su memoria olfativa se activó trayendo pantallazos de su infancia. 

Era terroso y fuerte, pero lo que llamó su atención fue ese chispeante tinte de malvaviscos derretidos en chocolate caliente, le hizo viajar a aquella vez cuando tuvo un pequeño incidente manejando bicicleta y se raspó la rodilla, su abuela corrió y lo llevo adentro para curar sus heridas, luego le preparó un chocolate con malvaviscos, es su bebida favorita.

Su favorita cuando visitaba a su nana y lo arropaba con bufandas que ella misma tejía.

Su favorita porque en los fines de semana de películas era lo que tomaban junto a todas sus hermanas.

Su favorita que compartía con su padre luego de que él llegara del trabajo cuando era apenas un niño.

El teléfono sonó, era Tony para informar que el encargado de la decoración se encontraba fuera esperando hablar con él.

—Hazlo pasar, gracias. —Algo aturdido, acomodó su escritorio lleno de papeles y arregló su traje desalineado.

Alguien tocó la puerta. —Adelante… —habló. —¿Por qué su corazón latía tan fuerte?—.

Atontado es un término burdo si se pudiera definir como quedó ante la presencia del bello alfa que pasó por su puerta, ojos verdes, tez blanca, sonrisa tímida, pero encantadora, su aroma le hizo cerrar los ojos por unos instantes con la gana de embriagarse hasta perder la conciencia.

—Buenos días. —saludó tímido.

Louis reaccionó carraspeando un poco, extendió su mano para saludar, encajaron tan perfectamente, se sintió como si algo que no sabías que faltara encajara perfectamente en tu vida.

—Buenos días. —respondió con una sonrisa enmarcando su perfilado rostro.

Ambos seguían sin soltarse las manos, viéndose directo a los ojos. Louis quedó más encantado cuando el alfa frente a él sonrió sin mostrar los dientes, pues aparecieron dos lindos hoyuelos en sus mejillas, un leve color carmín tiñó su rostro.

Harry se sintió tonto al quedar sin más que decir, pero no podían culparlo, el alfa frente a él era realmente guapo, ojos intensamente azules, labios finos, una creciente barba que enmarcaba perfectamente su rostro, cabello castaño y desalineado y su olor, por la jodida luna amaba su olor.

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