4. La graduación

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Jimin: 21 años.

Jungkook: 18 años.

Era la graduación de Jungkook.

Finalmente, luego de tantos obstáculos, pudo hacerlo.

En esos últimos años, Jungkook perdió contacto con Suny. Había intentado contactarla pero se había enterado que el padre de la rubia le arrebató el teléfono celular. A toda costa, eliminó cualquier medio de comunicación. Entonces el peli-negro pudo concentrarse más en sus calificaciones, en los exámenes y en las clases. Jimin estuvo a su lado, ayudándolo con sus dificultades. Sin embargo, su trabajo de medio tiempo y la universidad ocupaban la mayoría de su tiempo, por lo que, en ocasiones, Jungkook no pudo contar con él.

Debió entenderlo, también tenía una vida, responsabilidades y carecía de tiempo libre. Pasaron los meses, se cumplió un año y no tenían absolutamente nada de tiempo juntos. No compartían como antes. No podían salir a comer helados a la plaza, a jugar Play Station hasta el anochecer o simplemente conversar.

De vez en cuando Jimin tocaba su puerta o viceversa. Compartían una merienda mientras platicaban sobre sus clases y la presión que ambos sentían.

Cuando Jungkook estaba por graduarse, recibió un mensaje anónimo por el celular de Jimin; era Suny. Volvieron a estar en contacto frecuentemente, incluso lograron tener la cita que no habían podido tener antes. Puesto a que el padre de la rubia se había mudado del país y ya no imponía reglas absurdas contra ella.

Jimin no supo cómo describir lo que sentía.

El peli-negro recibió un teléfono celular como obsequio por su cumpleaños de sus padres, al cumplir los 17.

Desde ese entonces, no paraba de mensajearse con Suny, de hacer vídeo llamadas por Skype o compartirse publicaciones por Facebook.

Maldición. Jimin tenía que dejar de sentirse así. Se volvió mucho más posesivo a cada momento, no obstante, no lograba lastimar a Jungkook en el proceso, por supuesto.

Se lastimaba a sí mismo.

Debido a ello, se desahogaba de la mejor forma. Jimin sentía vergüenza consigo mismo. Ni siquiera podía reconocerlo en voz alta, joder.

¡Jungkook seguía siendo su niño!

¿Por qué pensaba de esa forma?

Siempre terminaba sonrojado luego de haber pensado mucho en el peli-negro.

Actualmente, se encontraba acomodándole la corbata negra al traje de Jungkook, quien estaba preparándose para la ceremonia de graduación.

Su cabellera azabache estaba perfectamente cortada. Sus cejas espesas fruncidas en concentración mientras observaba a su hyung arreglarle el nudo de la corbata, sus labios naturalmente rosas contrastaban con el casi imperceptible rubor de sus mejillas y una sonrisa ladina luchaba por aparecer.

Entonces Jungkook lo recordó.

Recordó la promesa de su hyung.

Cuando Jimin dio un paso atrás, sonriendo hacia Jungkook por lo bien que se veía, juntó sus manos mientras lo admiraba con orgullo rebozando en su pecho. El peli-negro se sintió cohibido ante el brillo de su mirada por lo que decidió acercarse un paso y bufar.

-No me veas como si fueras un padre orgulloso, por favor.

-Estoy orgulloso.

-No lo hagas, Jimin hyung. -le dijo, negando débilmente con la cabeza y volteándose sobre sus pies para acercarse al espejo de cuerpo completo en su habitación, arreglando su flequillo.

HOLD MY HAND | KOOKMIN Where stories live. Discover now