Capítulo 5: 'El criminal'

49 11 148
                                    

Quiero hacer una pequeña aclaración antes de empezar: Se narra desde la perspectiva de X personaje, entonces se traduce automáticamente lo que ese personaje entiende. De la perspectiva de Adrer se traducirá el turco y el inglés, mientras que desde la perspectiva de Bella, el inglés nada más.

Adrer.

—¿Por qué cojones me has mentido, Yendal? —pregunto, el doctor sigue en frente mía pero ignoro su presencia.

—Adrer... —murmura ella.

—Bueno, yo... —carraspea el doctor. —Me voy para que puedan hablar.

Se marcha bajo la mirada asesina de Yendal.

—¿Por qué me mientes? —intento que mi voz no se rompa. —Sabes que estaba trabajando y estaba ocupado, Yendal. He salido corriendo pensando que era algo muy grave.

—¿Es qué sino lo es no debes estar aquí?

—¡No urgentemente, Yendal! —bufo. —¿Cómo puedes ser así?

—¡Era la única forma de que me hicieras caso!

—¡No estoy para hacerte caso, ni ahora ni nunca! —me acerco a ella, sus ojos lacrimosos no me inspiran ninguna pena y debería suponerse que tendrían que hacerlo. —Entiende que lo nuestro se acabó y sabes que fue culpa tuya, Yendal.

Aprieta los labios.

—¡Estoy cansada de que me culpes de que se acabase esa maldita relación tan grotesca!

—¡La que se fue con otro fuiste tú, Yendal!

—¡Pasábamos todo el día juntos! —grita. —¡Lo nuestro se volvió monotonía!

La miro dolido.

—¿Eso te da derecho a irte con el primero que pasó? —suelto. —Ahora no te vayas a victimizar, bonita.

—¿Victimizarme?

—¡Sí! —exploto. —¡Lo has hecho toda tu maldita vida, vives de dar pena a todo el mundo! ¡Pero se te olvida todo lo que yo pasé contigo al lado, maldita loca! —una lágrima solitaria cae por su mejilla, pero no me detengo pues ya me he desatado. Me acerco a ella, tomándola de los brazos. —¿Se te olvidó cuando te emborrachabas hasta el punto de no poder ni andar? ¿Eh, te acuerdas? 

No dice nada.

—Adrer, no...

—¡Te acuerdas de que él que iba a buscarte a los bares era yo, no él! —le grito. Siento que ya no sé que digo. —¡Era yo! ¡Yo te cuidaba! 

—¡¿Y me sacas eso en cara?!

—¡No te lo saco en cara, joder! —la suelto, dando una vuelta tratando de recuperar el control. La miro de nuevo. —¡Te estoy recordando lo que hice por ti, lo que no valoraste cuando te fuiste con Kadir! —inspiro, tratando de apagar el fuego que corre iracundo por mis venas. —Te odio, Yendal, te lo juro que...

La señalo, sin embargo, oigo a Fatma gimotear y retorcerse sobre la cama.

—¡Fatma! —me acerco hasta ella, poniéndole una mano en la frente cuando aparto el trapo.

—N-no...

—¿No qué? —murmuro. 

No abre los ojos, pues parece que padeciera de dolor de cabeza.

—No discutáis más, porfi...

Aparto la mano y miro a Yandal, apretando la mandíbula. Nos ha oído discutir y eso me da mucha rabia. Salgo de la habitación, saliendo hacia el balcón de esta misma, a la derecha de la cama donde Fatma reposa.

HISTORIAS EN EL MAR MÁRMARA © ✓ [1]Where stories live. Discover now