𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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Tres cosas, de tantas, que le encantaban a Love eran las diferentes especies de flores, cristales y los animales. Ella sabía que las flores y los cristales tenían un significado, expresar lo que uno siente o quiere transmitir. Y los animales son una gran compañía.

Su habitación estaba repleta de ello, hasta de distintos tamaños de retazos de tela, ya que le encantaba realizar su propia ropa, un estilo único.

Solo tenía once años pero era muy creativa y audaz para las cosas.

Soñaba en grande, su imaginación era su mundo. Podía perderse allí por horas.

Dos trenzas doradas caían sobre sus hombros con pequeñas florcitas adornando. Vestía una remera amarilla, un vestido tipo jardinero blanco con hermosas aves y mariposas como detalle creado por ella, sus piernas la cubrían un par de pantimedia turquesa y sus pies lo cubrían un par de botas rojas.

Su hermano mellizo ingreso a esa habitación, al entrar le generaba una paz en todo su ser.

-Love, es hora. -sonrió Xenophilius.

-Xen, bajo en un momento. -contestó desde su cama mirando el techo, imaginándose una hermosa pintura que pudiera decorarlo.

-No te tardes. Recuerda que el Callejón Diagon estará repleto.

Love asintió. -¿Puedo hacerte unas trenzas?
Al chico se le iluminaron sus ojos al escuchar eso.

Love se levantó rápidamente sentándose en su cama, Xen busco el pequeño taburete para sentarse frente a su hermana.

El cabello rubio platinado del Lovegood estaba siendo trenzado y adornado por su hermana.
Esos dos eran inseparables.

Una vez que Love terminó con el cabello de su hermano, bajaron a la sala, donde sus padres los esperaban con una sonrisa al ver como ambos combinaban tanto la vestimenta como el cabello.

La familia Lovegood era tan tranquila y diferente a las demás.

Esos cuatro se dirigieron al Callejón Diagon en busca de los nuevos y primeros materiales para sus hijos de once años.

Entraron a la última tienda, debían comprar esos libros que necesitan.

Todos esos niños que estaban dentro miraban a Love y a Xenophilius, y no de una manera amigable, sino que se burlaban de cómo iban vestidos y arreglados. Para los Lovegood era común su forma de vestir, no tenía nada de malo.

Escuchaban murmullos y risas, eran niños que no podían quedarse callados. Los señalaban. Una niña de rizos dorados se acercó a esos mellizos.

-Me encanta tu tiara de mariposas. -sonrió tan amable. -Y me gustan tus trenzas. -miró a Xen.

𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐈 𝐂𝐀𝐍 || 𝐉𝐀𝐌𝐄𝐒 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑 ✓حيث تعيش القصص. اكتشف الآن