Prólogo.

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Un favor, un simple favor pequeño era todo lo que había pedido.

Vegas esperaba que para la tarde ya estuviera en esa cita tan esperada con Porsche, el chico que lo había flechado desde el momento en que ingresaron a la universidad y finalmente tendría la oportunidad.

No tenía la mejor reputación, eso era cierto, sin embargo haría el intento.

Cinco en punto, ya se encontraba de pie recargado sobre la columna en el estacionamiento en espera del moreno.

Revisando una vez más su reloj, comprobó la hora y al levantar la vista su sonrisa se fue desvaneciendo al contemplar a alguien completamente diferente.

¿Lo había visto alguna vez?

Quizás, cuando lo veía tropezar contra sus propios pies al cruzar por los pasillos, o cuando a propósito alguien colocaba un obstáculo en su camino y gracias a sus enormes anteojos no podía visualizar, dejando un desastre a su paso.

Pete Saengtham, uno de los marginados de la Be On Cloud Institution.

Todo lo contrario a Vegas Theerapanyakul, hijo de una de las mejores familias de Tailandia, y por ende, uno de los más importantes dentro del instituto.

Lo analizó de pies a cabeza, entre esa sudadera ridículamente infantil y pantalones de chandal igual de grandes bajo una mata de cabello rebelde, seguramente pegajoso como solía quedar después de ser lanzado al basurero estaba ahí, evidentemente nervioso frente al Theerapanyakul mayor.

── ¿Se te perdió algo? ──Vegas preguntó, tenía la urgencia de que se marchara. Sí alguien lo veía ahí con él, o más, bien, sí Porsche los veía juntos, no podía esperar nada bueno, al menos con su esperanza amorosa, pero el pobre inútil se mantenía ahí, bloqueando su paso.

No respondió.

Entre sus manos sostenía un papel que al mirar detalladamente, pudo reconocer.

¿Qué hacía Pete con su carta?

── ¿E-es... Cierto? ──su voz sonaba más a un murmullo bajo, pero fue detectable Al encontrarse en total silencio, y por un momento comenzaba a enlazar las cosas en su mente.

Pete era amigo de Porsche, no el convencional que es protegido a muerte por Pachara, más bien era una especie de sirviente que le ayudaba en las tareas, y tal vez, solo tal vez había sido enviado para comprobar la veracidad de sus palabras, evitando una vergüenza para el chico, o al menos eso era lo que podía deducir.

No había otra explicación, ¿o sí?

── Cada palabra. ──afirmó con seguridad, y de pronto, los brazos del más bajo se encontraban rodeandolo, dejándolo confundido y quieto en su sitio, ¿En qué demonios se había metido?

 ──afirmó con seguridad, y de pronto, los brazos del más bajo se encontraban rodeandolo, dejándolo confundido y quieto en su sitio, ¿En qué demonios se había metido?

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── Par de inútiles ──golpeó la cabeza de ambos chicos desde atrás.

Decir que Vegas estaba furioso era poco.

𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐥𝐨𝐯𝐞, 𝐕 ︙𝐕𝐞𝐠𝐚𝐬𝐏𝐞𝐭𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora