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Cada personaje de esta historia no es de mi pertenencia, créditos a sus respectivos creadores.

"No te arrepientas...Fue hermoso, y no te culpo"

El brillo solar revelo bajo un par de sabanas, a un hombre agotado con los ojos marcados y mirada sosa, despertando después de un largo día de trabajo. Se levanto de su futón y se dirigió a la cocina, en la cual, se preparo una simple tostada con leche.

Su vista en el espejo, lavo su cara con sumo cuidado, sus facciones aburridas y cansadas cambiaron a una sonrisa brillante, sus ojos resplandecientes mostraron su gran atractivo. No podía envidiar a nadie, tal cual, en su rostro solo se formaba la pura perfección, opto por arreglar su cabello, fallo en el intento tristemente.

Se escucho el sonido de la puerta de su habitación abriéndose lentamente, dándose paso por ella, bajo las escaleras con sumo cuidado, sin producir ruido alguno, pues no intenta despertar a nadie, apenas estaba amaneciendo y el sol alumbraba las calles oscuras. 

Con sus mejores prendas, camino tranquilamente por el pavimento expresando su felicidad a través de una cálida sonrisa, muy extraño. ¿A que se deberá esta sonrisa?, ¿Por qué este día es tan diferente a los demás?, ¿Ocurrirá algo especial?. 

Poco después, pareció llegar al fin al lugar que parecía atraerlo con tanto vigor. Sus ojos verdosos esmeralda brillaron con intensidad, frente a él, se encontraba una gran mansión con enormes rejas que protegían el lugar y siendo resguardadas por hombres de negro que cumplían con la seguridad y protección de la propiedad.   

Se acerco a paso lento.

- Vengo a ver a mi hija- uno de los hombre de negro giro para encontrarse cara a cara con el propietario de la voz, con un cabello rubio y unos ojos tan peculiares que transmitían una seria mirada, no podrían ser tomados a la ligera, se sorprendió, tal vez por la apariencia, para luego volver a su nula expresión, asintió y se retiro- ...Odio este lugar, me trae tantos recuerdos- su voz expreso amargura, tristeza y tal vez algo de rencor.

Segundos después, las enormes murallas fueron abiertas, con esto, aquel hombre dio paso dentro del recinto, mientras caminaba por el enorme jardín que lo rodeaba, algunas maid que servían en el lugar, al verlo, mostraron asombro además de una desbordante alegría, otras estaban al borde de las lagrimas. 

Las grandes puertas que resguardaba el hogar se abrieron, el mayordomo lo dejo pasar sin chistar, parecía ser el dueño del lugar, algunas maid y sirvientes agachaban la cabeza en señal de respeto. Frente a el, un hombre alto, cabello negro y con una cicatriz en uno de sus pómulos se haría presente en el lugar. 

- Que te trae aquí, Kakaroto- dijo con voz seria, en sus brazos se encontraba una pequeña niña no mas de un año de edad, lo miraba desde lo alto, asciendo alusión a su superioridad.

- No me llames con ese nombre. Mi nombre es Goku y vine aquí por mi hija- con firmeza se acerco e intento tomar en brazos a la niña, pero el hombre lo detuvo al tomarlo de la muñeca, ambos se vieron y reaccionaron de diferentes formas, ambas retinas chocaron entre sí. 

- La princesa esta durmiendo, no querrás despertarla- dicho esto, Goku dio un paso atrás para no provocar ningún desastre- Deja que Lilian se encargue mientras tenemos una charla padre e hijo- chasqueando los dedos y de forma inmediata, se presento una mujer con cabello castaño recogido en un moño trenzado, con un amplio flequillo que gira hacia la izquierda y cae brevemente sobre sus ojos azules como el mar.

Le entrego a la niña cuyos ojos azules como las joyas mas finas y delicadas del mundo dieron señales de abrirse, y antes de que estallara en un rotundo llanto. Lilian le mostro una pelota dorada con la cual la niña suele jugar todo el tiempo, su llanto paro y estiro sus manos intentado atraparla, era su propio tesoro y no lo compartiría con nadie. 

Una vida Puesta de PadreWhere stories live. Discover now