Capítulo 4

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Advertencias: fetiche de pies, footjob 👣

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Después de terminada la faena de esa noche, Akaza no tuvo reparo en cargar y llevar a Kyojuro directo a su casa, por un momento el rubio pensó que era muy pésima idea que una Luna Superior supiera donde vivía pero, estaba agotado, tenía sueño y que el demonio lo sostuviera con cariño como si no pesara nada lo reconfortaba mucho, nadie lo había cargado en brazos desde hacía mucho tiempo, la última vez había sido cuando aún era muy pequeño, de alguna forma estar así lo hacía sentir protegido, ya ni siquiera recordaba que esa sensación fuera tan agradable, cuando abrió los ojos ya estaba frente a su hogar.

Akaza lo bajó con precaución, se miraron en silencio por algunos incómodos segundos, antes de que a Kyojuro se le ocurriera algo que decir, Akaza simplemente se acercó para darle un ligero beso en la mejilla y luego desaparecer.

El cazador se quedó congelado en su sitio, un momento antes le había cruzado por la cabeza invitar al demonio a entrar a la residencia Rengoku, ¿En qué rayos estaba pensando? Aquel peligroso hilo de pensamiento fue interrumpido por Akaza quien se despidió de una forma muy gentil, sin pronunciar palabra alguna, solo con un simple beso... se propinó una fuerte cachetada en el mismo lugar donde lo había besado, no podía permitirse imaginar tonterías, con mucho cansancio ingresó a la casa, en la mañana tendría la mente más despejada.

Pasaron los días, acabó siendo una semana tranquila, no tenía misiones relevantes, solo vigilar su zona asignada, luego de caminar por horas sin ninguna novedad decidió tomarse un corto receso sentándose en la orilla empedrada de un pequeño lago que se había topado en el camino, se quitó el calzado y dejó que sus pies se enfriaran antes de sumergirlos en el agua clara y fresca, en lo que tenía los pies remojados buscó en una bolsa de compras un pequeño jabón que había adquirido junto a otras cosas aprovechando su paso por la ciudad.

Sin más qué hacer comenzó a lavarse los pies con presteza, al tallar cuidadosamente uno de sus pies se percató con pena lo muy maltratado que estaba, resultado de tantas noches y días de entrenamiento, viajes y batallas, era inevitable como los callos en sus manos y cicatrices en su cuerpo, al poco rato sintió una conocida presencia en la lejanía, no se alarmó, siguió sereno con su tarea.

En cuestión de segundos Akaza arribó junto a él y lo saludó efusivo, viendo lo que el rubio hacía optó por sentarse a su derecha para remojar los pies también, chapoteó entretenido mientras Kyojuro continuaba ocupado en lo suyo.

De la nada Kyojuro se permitió pensar en sus encuentros anteriores, recordaba a la perfección el tacto de las manos de Akaza, sus manos se habían sentido muy suaves sobre su piel, contrarias a las suyas que resultaban toscas en comparación, sin querer se preguntó si sus pies eran igual de suaves que sus manos…

- Pásame un pie, voy a lavarlo. -dijo Kyojuro, casi como una orden.

Akaza no vio mayor problema, se acomodó para extender la pierna izquierda y colocarla sobre el regazo de Kyojuro, quien enseguida procedió a lavar el pie, su teoría era cierta, su pie se sentía tan suave como lo había imaginado, por un instante sintió envidia, era obvio que debido a su regeneración, Akaza no portaba ninguna cicatriz o callo, su piel era inmaculada en su totalidad, sin percatarse había pasado de lavar a masajear el pie izquierdo de Akaza, el demonio permaneció callado, con semblante conocedor dejó que el cazador inconscientemente se deleitara con su recién descubierta fijación.

- ¿No quieres atender mi pie derecho? -ofreció en tono divertido.

Kyojuro no respondió verbalmente, retiró despacio el pie con el que había estado absorto y sacó los suyos del agua para sentarse de rodillas, una vez se encontró en una posición confortable pidió con la palma abierta el otro pie, Akaza volvió a moverse para alzar la pierna sin dificultad. 

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