Perdió a la persona con la que quería pasar el resto de sus días, probablemente fue la cosa más dolorosa que experimentó en su vida, y eso la estaba destruyendo por completo. La Seobin sonriente que toda persona conocía, se estaba desvaneciendo dolo...
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Salieron juntos de la habitación, Seobin se sostenía del brazo tatuado de su amigo, la falta de movimiento y comida en su sistema había hecho efecto por lo que se sentía algo débil, con sus piernas temblando como gelatina, los dos llegaron hasta la sala, dónde los padres de la chica se encontraban murmurando algunas cosas, callaron apenas vieron a los jóvenes.
Su madre fue la primera en acercarse apresurada, también ayudándole para sentarla en el sofá donde anteriormente se encontraban.
- ¿Cómo te sientes? Estás pálida, Seobin. Te traeré algo de comer -se levantó caminando a paso rápido hasta perderse en la cocina. Quiso oponerse ante eso, pues no tenía mucha hambre, pero el rostro serio de su amigo indicándole que debía comer algo la detuvo.
- Iré a ayudarle -anunció el chico siguiendo los pasos de la mujer mayor.
Ahora solo quedaban ella y su padre.
Este tardó un poco, pero terminó sentándose a su lado.
- Me alegro que Jungkook haya podido sacarte de la habitación, no sé que hizo pero estoy agradecido -habló sincero sin mirarla- estábamos muy preocupados por ti, Seobin. Quisimos ponernos en tus zapatos y dejarte sola un rato, pero después de los dos meses ya no podíamos con esto
- Lo siento
- No te disculpes, lo que pasó fue... Trágico. Min Yoongi era un buen chico y te amaba mucho, lo supe en el primer instante que los vi juntos, noté lo nervioso que estaba con cada pregunta que le hice, pero no quiso dejarlo ver y a cada una de ella contestó firme -Seobin apretó sus manos en sus rodillas, se negaba a llorar frente a sus padres. Ya había sido suficiente hacerle pasar un mal rato a Jungkook con eso. Dio fuertes respiraciones tratando de tranquilizarse, cuando unas manos se envolvieron en las suyas- frente a nosotros no tienes que fingir ser fuerte, somos tu familia y te apoyamos en lo que necesites. Nunca te vamos a dejar sola, ¿Está bien?
Jungkook tenía razón, ella no estaba sola para nada. Había personas a su alrededor que la querían, se preocupaban y harían lo que fuera por ayudarla.
Su padre se encargó de rodearla por sus hombros, dejando que Seobin se recargara en su hombro mientras mordía sus labios impidiendo que los sollozos escaparan. Un momento después su madre se unió también sin poder evitar llorar, tal vez no les dolía como a Seobin o Jungkook, pero conocieron a Yoongi y sabían que aún tenía una larga vida que vivir.
Jungkook se quedó a unos pasos alejado viendo la triste escena frente a él, hasta que el señor Kang le hizo una señal para que se acercara y cuando estuvo a unos pasos, lo jaló hasta ellos para que se uniera al abrazo.
Jungkook era como un hijo para los Kang, pues Seobin y él siempre fueron cercanos y se conocían desde hace mucho tiempo. Si su hija sufría y lo que más necesitaba en esos momentos era cariño y apoyo, quién decía que Jeon Jungkook no lo hacía, después de todo por el momento no tenía a nadie de su familia acompañándolo en ese momento, sus padres se encontraban en un viaje de negocios en Estados Unidos.
