12. Nuevas verdades

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Esta era la situación actual, Beau me había invitado-obligado a ir a la fiesta de este sábado, yo no pensaba ir, pero después, hablando con Kerani y Marina, me comentaron que era una fiesta de cumpleaños para Mattia y que era con temática "Gold Party". Al enterarme de que era una fiesta para uno de mis cinco pecados decidí que con menor razón iría, pero luego las chicas me dijeron que era una de las mejores fiestas del año, que no era en la cabaña donde siempre, sino que era en un centro de eventos que arrendaba La Realeza, con cáterin y entretenimiento incluido, y que una vez contrataron bailarines profesionales de tango que hicieron un baile espectacular, según me dijeron las chicas.

—Sé que no quieres ir porque van a estar ellos —me dijo Marina quien estaba sentada junto a mi en mi cama—. Pero solo tienes que ignorarlos y te prometo que te la vas a pasar genial.

—Estoy con Marina en esta, sé que es la fiesta de Mattia, pero es una de las mejores fiestas del año, perdérsela sería un verdadero crimen.

—Además, va a ser tan elegante. ¡Gold Party! ¡Ya quiero ver cómo va cada uno! —interrumpió Marina a Kerani.

—¿Van a ir a comprar a la ciudad en la tarde? —La fiesta era mañana así que la lógica me decía que tendrían que comprarse algo dorado hoy día, a más tardar mañana en la mañana.

—Dorian, creo que no estás entendiendo —Marina se levantó de la cama y se paró frente a mí—. VAMOS, las tres, a ir a comprar algo dorado para la fiesta de mañana. Bueno y algo que sea negro o blanco que vaya a juego con el dorado. Ese es el código de vestimenta, dorado y puede agregar negro o blanco, y si no vas de esos colores no puedes entrar, aunque estes en la lista.

—Creo que te escuche mal Marina, dijiste ¿las tres?

—Así es, como tu amiga es mi deber obligarte a ir a la fiesta del año, y te prometo que vamos a ignorar a La Realeza todo lo que podamos.

Hice como si lo pensara unos segundos, pero la verdad es que ya tenía una respuesta a esto, y es que las chicas me habían convencido de ir a la maldita fiesta, hasta incluso me habían emocionado a mí con que fuera temática dorada.

—Está bien, en la tarde vamos a ir a comprar ropa dorada.

—¡Genial! —Kerani se levantó de su cama y se paró junto a Marina—. No te vas a arrepentir de haber ido.

Las miré a las dos con cara dudosa, no estaba segura de aquello, pero ya me habían convencido, además, como ellas dijeron, solo tenía que evitar a La Realeza toda la noche. ¿Qué tan difícil podía ser eso?

—Muy bien chicas, voy a ir con ustedes en la tarde a comprar, pero ahora tengo que ir a la biblioteca a estudiar —tomé mis cuadernos que tenía listos en mi cama y me levanté—. Nos vemos por la tarde.

Las dejé a las dos en la habitación mientras yo me iba a la biblioteca, por lo que me habían dicho ellas también planeaban estudiar en la pieza, pero no les creía mucho.

Llegué a la biblioteca y en la entrada saludé a la bibliotecaria, ella me devolvió el saludo alegremente. Encontré un puesto desocupado al fondo y no dudé en sentarme ahí.

Siempre preferiría los puestos de al fondo, eran más privados, menos gente molestaba y me permitía concentrarme mejor. Dejé mis cosas y las organicé de acuerdo a lo que iba a estudiar.

Creo que pasaron unos quince minutos antes de que mis estudios fueron interrumpidos por aquella persona que solía interrumpirme en la biblioteca, y me atrevo a pensar que el único miembro de La Realeza que se atreve a pisar la biblioteca; Alek

—Dorian, ¿cómo has estado?

Esto era extraño, de todas las veces que se había acercado a mí, creo que nunca había partido la conversación como una persona decente, con un cómo has estado, o un saludo, esta era creo que la primera vez que lo hacía, lo cual me hacía dudar de sus intenciones, además de que seguía enojada con él, un poco menos eso sí desde que había decidido mi plan de venganza contra ellos.

Besos de una TraiciónWhere stories live. Discover now