LITTLE SECRET [+18]

CAPITULO 07

Demon.

Aprieto los dientes, masajeando mis cienes e ignorando por milésima vez el sonido de mi celular vibrando a mi costado ¿que no se cansa esa mujer de joderme la existencia?

Tiro de mi cuerpo hacia atrás dejando que mi espalda descanse en el espaldar de mi acolchonada silla giratoria, son horas las que llevo aquí sentado con la cabeza metida en papeles que cualquier persona que me vea puede creer que son solo documentos que firmar de la editorial, pero lo cierto es que he estado muy ocupado firmando y de allí para acá con la empresa en curso.

Sinceramente no se que haré con Book Vibes después que todo el proceso de la empresa en curso termine, probablemente me haga cargo de ambas, pero soy bastante consiente de todo el peso que tendré encima. No obstante también sé que puedo con eso y con todo lo que se me venga encima. Ser fuerte es una de las virtudes que me tocó aprender desde pequeño y lo sigo poniendo en práctica a cualquier costo.

Casi me estaba quedando dormido cuando el sonido de la puerta interrumpió mi casi cometido. Hasta dormir es pecado. Aunque si lo pienso bien, esas no eran mis intenciones, pero el cansancio ya me estaba comenzado a pesar.

Murmuraron un pase me acomodo una vez más en mi lugar esperando a que la persona que tocó a mi puerta entre.

Un Thomas con lo que parecen ser dos cafes en ambas manos y una bolsa se encamina hacia mi cerrando la puerta a su espalda y con la sonrisa burlona que siempre lo caracteriza.

—Buenos días.

Murmura él sentándose frente a mi después de apartar todos los papeles de mi escritorio y dejar los cafés y la bolsa en su lugar.

Alzó una de mis cejas esperando pacientemente que me explique su accionar.

—Este es un café BIEN cargado para ti—remarca pasándome el café.— Y uno suave para mi.

—¿Y esto?

Tras mi pregunta Thomas pone los ojos en blanco por inercia.

—Esto es un ayudándote para  que no mueras—didactamina—¿En serio no te haz visto? Pareces un maldito zombie.

Pongo una mueca de disgusto.

Ciertamente no me he tomado el tiempo de verme en un maldito espejo por esa misma razón. No quiero verme decaído o cansado, detesto eso por lo mismo lo evito a toda costa, pero esta vez me gano.

—Come.

Apuntó el pan que había dejado frente a mi junto al café. Regalándole una sonrisa a medias como y bebo del pan con ansias.

No sabía que tenía tanta hambre hasta ahora.

Por lo general cuando estoy muy ocupado no suelo comer hasta que no termino, pero en estos días no recuerdo la última vez que desayuné. Llevo tantas cosas encima que cuando llego a casa mi cuerpo la única cosa que grita es descansar y solo eso le concedo.