¿Qué pasaría si un hombre totalmente fuera de este mundo... literalmente hablando; heredero de la fortuna de sus padres y un puesto prestigioso en sus negocios, perdiera la memoria a causa de un accidente?
Y para variar. ¿Qué pasaría si terminara co...
—De acuerdo, aquí tienes, supongo que alguna cosa de estas debe quedarte —Le dijo Jungkook dándole una gran cantidad de ropa sacada de la bodega.
—Iugh... ¿Están usadas?
—Sí bueno, a veces los visitantes dejan cosas olvidadas aquí por accidente.
—Te puedo asegurar que no dejaron esto por accidente —afirmó tomando un suéter a rayas verde con rojo bastante... peculiar.
—No está tan mal.
—Claro, para un ciego, igual no deberías molestarte, no me quedaré mucho tiempo, estoy seguro de que pronto llegará alguien a buscarme.
—Pues mientras eso sucede, estás atrapado aquí —Se mofó.
—No lo asustes. Mucho gusto, soy Louise, la suegra de Jungkook y lo ayudo con el hotel también, si vienes conmigo te mostraré tu habitación —ofreció amablemente la anciana.
—Sí, gracias —Siguió a la mujer luego de hacerle una mueca al pelinegro.
Taehyung se encontraba atravesando la peor encrucijada de su vida, no tenia ni la mas mínima idea de quien era o lo que solía ser, estaba atrapado en un mundo que no tenia ni pies ni cabeza para él; y una vez solo en su habitación mientras hacia un esfuerzo por recordar algo, se acercó a la ventana ya vestido con la pijama para tratar de despejarse un momento aunque sea viendo el cielo, llevándose una no tan grata sorpresa.
—Ahhh —gritó tras ver una pequeña ardilla comiendo frente a su ventana.
—¡¿Qué!? ¿Qué sucede, estás bien? —entró Jungkook casi tirando la puerta.
—No, hay una bestia enorme y salvaje afuera —Se acercó y corrió la cortina para saber de lo que hablaba el castaño, no encontrando al dichoso visitante nocturno.
—Pues, parece que ya se fue, quizás lo asustaste con tu grito.
—Muy gracioso.
—Oye, estamos en la mitad de un bosque, te encontraras con muchos de esos por aquí.
—Oh, bueno... pero que se queden afuera.
—Yo se los comunico no te preocupes, y... —observó de pies a cabeza sin vergüenza al castaño, la pijama que traía era algo anticuada y le quedaba un poco grande pero, se veía bien.
—¿Qué?
—Nada es solo que... que lindo abuelito.
—Ah... bueno, es un cumplido... gracias.
—Buenas noches.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El resplandor del sol se asomó por las aberturas de la ventana anunciando el inicio de un nuevo día, y quizás una nueva oportunidad para todos. Con cuidado quitó el calcetín que utilizó como cubre ojos, apagó la alarma junto a su cama, se estiró en ella antes de levantarse para poder ducharse, y con una toalla en su cabeza se dirigió a abrir nuevamente las cortinas esperando no encontrarse con otro animal espeluznante; al contrario, las sonrisas de muchos visitantes preparándose para ir a esquiar le dieron los buenos días.
