dieciséis

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Alexia Villalobos
Flashback

Max acababa de quedarse dormido luego de haber comido así que lo tome en brazos y lleve hasta su cuna, prendí la cámara que Diego le había comprado y después de asegurarme de que se viera perfectamente salí del cuarto para comenzar a recoger un poco la cocina.

Estaba pasando por la sala cuando por alguna razón mi mirada se dirigió al gran espejo de cuero completo que se encontraba a un lado de mi.
Sin poder evitarlo camine hacia el y me puse de frente mientras observaba de arriba a abajo mi cuerpo.

Mi mirada se posó primero en mis pies que se encontraban cubiertos por unos simples calcetines negros; luego subió hasta mis piernas, estas lucían muy similares a como eran antes del embrazo, sin contar unas pequeñas estrías que se marcaban en el inicio de mis pompis las cuales habían aumentado considerablemente de tamaño al igual que mis caderas que se habían ensanchado, cosa que no me molestaba en lo absoluto.

Y después estaba mi abdomen. Levante mi playera dejando a la vista mi vientre, luego del parto había quedado una pequeña barriguita que se posaba en mi abdomen bajo la cual inconscientemente pellizque con mis dedos dándome cuenta de toda la piel sobresaliente que tenía y que me causaba mucha inseguridad, pues no importaba cuanto intentara caminar, ni la pequeña cantidad de comida que comiera, por las que lo intentaba no desaparecía y eso me frustraba muchísimo. Y luego estaban mis pechos que se encontraban llenos de leche causando que crecieran cada vez más y más, haciendo más notorias las blancas estrías que se formaban al rededor de ellas.

Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas y poco a poco empezaban a caer mientras seguía observando mi cuerpo con asco. Intentaba mentalizarme todos los días que mi cuerpo era especial, había dado vida y era obvio que no sería nunca lo mismo, pero no podía evitar sentirme mal al ver cómo había quedado.

Más y más lágrimas salían de mis ojos, y estaba tan sumida en mi cabeza que no escuché cuando la puerta de abrió, tampoco cuando Diego entró y mucho menos cuando llegó tras de mi y posó su manos en mi cintura.

-shhh, no llores más...déjame hacerte sentir bien.-susurro en mi oído

Fin del flashback

-Kev...kevin, ¿qué estás haciendo?.-mis voz tembló al ver como cada vez se iba acercando más a mi.

-Ya te lo dije, no soporto la idea de el cerca de ti.-dio un paso más.-No soporto pensar en que sus labios besaron los tuyos.- dio otro paso.-No soportó imaginar su piel con la tuya.-dio un paso más y se arrodilló en la cama frente a mi provocando que cayera de espaldas.-No soporto que alguien te haya tocado.-volvió a hacerse para enfrente quedando casi acostado sobre mi, sosteniéndose con sus brazos para no caer encima de mi.

-Kevin...bájate de mi.-pedí en un susurro sintiendo mi corazón en la garganta.

-No lo haré, no hasta que te des cuenta que solo me perteneces a mi.

Y en una fracción de segundos dobló sus brazos y chocó su boca con la mía en un desesperado beso.

Intente negarme, juro que lo intente.
Pero el tener sus boca sobre la mía, el sentir la suavidad de sus labios y el calor de su cuerpo tan cerca del mío provocaban sensaciones que hacían que perdiera el control.

No pude soportarlo más y correspondí su beso con la misma desesperación con la que el lo hacía.
Mis manos pasaron de estar pegadas a la colcha a su cuello, lentamente roce mis dedos con el cabello de nuca y eso fue suficiente para que se deshiciera del agarre y cayera totalmente sobre mi, recargando todo su peso en mi cuerpo.

Con sus manos ahora libres pasó una por debajo de mi suéter y llegó hasta mi cintura la cual apretó con fuerza causando que un gemido involuntario saliera de mi boca.

Poco a poco comenzaba a sentir la temperatura del lugar subiendo, mi piel comenzaba a anhelar su tacto y no podía pensar con claridad.

Segundos más tarde nos separamos por falta de aire, su frente quedó pegada a la mía y por inercia abrí los ojos, tomándome a milímetros de distancia los suyos que me veían con deseo.

Ya no eran aquellos ojos marrón brillantes que veían a mi hijo con felicidad, ahora eran un par de ojos negros en los cuales la lujuria podía verse con claridad, era una mezcla entre deseo y furia. Me besaba como si me odiara.

Cuando menos lo pensé tomo los bordes de su playera y la pasó por su cabeza dejándome ver su trabajado torso.

Sentí mi boca hacerse agua y sin pensarlo lo tome por el cuello y lo atraje hacia mi nuevamente, sus labios devoraban los míos como si fuera su único deseo. Su agarre pasó de mi cintura a mis mejillas mientras se pegaba más a mi, si es que eso era posible. Su nariz chocaba con la mía a la vez que su lengua recorría cada parte de mi boca.

Mis manos bajaron de su cuello a su espalda desnuda y comencé a rasguñarla suavemente intentando de alguna manera sacar la frustración que sentía que crecía entre mis piernas.

En ese momento un gruñido salió de su garganta y de nuevo se separó de mis labios causando que un gemido de frustración se me escapara.

Me miro a los ojos una vez más y, de una manera inhumana todo los bordes de mi suéter y lo partió a la mitad dejándome semi desnuda ante el.

-Si hay alguien que tiene que demostrarte lo perfecta que eres, lo perfecto que tu cuerpo es de los pies a la cabeza soy yo, ¿me entiendes? Solo yo.- una vez más se pego a mi, me beso con fuerza y poco a poco sus besos fueron bajando de mi cuello hasta el valle de mis senos provocando que lo deseara más y más.

Este hombre sería sin duda mi muerte.

Este hombre sería sin duda mi muerte

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Vayan con Dios pecadoras

Por su sangre [Kevin Álvarez]Where stories live. Discover now