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c h a n h e e

abro la puerta lentamente, intentando hacer el menor ruido posible por si mi madre se encuentra dormida. asomo la cabeza antes de entrar del todo, pero no encuentro nada extraño. doy un paso al frente y la puerta se cierra de un portazo, despertando a mi madre que, en efecto, segundos atrás estaba atrapada en un profundo sueño.

—no lo he hecho yo —digo al instante—, ha sido el viento.

ella me mira con una chispa de diversión en sus ojos, que al momento me dice que está bien y que sólo ha sido otro susto como los dos anteriores. sonrío un poco al verla feliz.

—anda, ven aquí —me dice dando una palmadita en la camilla que está envuelta de papel.

ella va vestida con un uniforme azul suelto, tal y como me la encontré las últimas veces. y la habitación era la misma, como todo cuarto en un hospital de colores cálidos y llenos de materiales.

—¿ha sido él de nuevo? —pregunto una vez me siento junta a ella.

—se lo han llevado —me mira a los ojos buscando una respuesta.

yo frunzo el ceño sin entender, sin embargo, mi boca se abre cuando caigo.

—lo siento —hace una mueca.

pero no estoy triste, y tampoco me importa porque, al fin y al cabo, aunque no es buena noticia, sé que es lo mejor para los dos.

—¿exactamente cuándo se han llevado a papá a la cárcel? —pregunto.

ella cierra los ojos y sé que está pensando, porque en estos momentos le cuesta.

—ni idea —suelta una carcajada—, llamé a la policía para poner una orden de alejamiento, avisaron a tu padre y llegó a casa como unas horas después de llamar yo —suspira. —luego desperté aquí.

agarro su mano, dando pequeños círculos con el pulgar encima de ésta.

—¡casi se me olvida! —grita, y ríe después al ver el rebote que he dado.

ella suelta mi mano y coge una cesta que se hallaba al lado derecho de la camilla.

en ésta habían unas flores y una caja de bombones.

—no preguntes por qué ni quién, pero ha venido un chico diciendo que era amigo tuyo —me mira. —y me ha dado esto.

cabina telefónica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora