Habían transcurrido alrededor de dos días desde el encuentro de TN y el rey de los demonios Muzan Kibutsuji.
En este tiempo, TN trató de hallar algo, aunque sea una sola pista, que lo condujera a Muzan. Se negaba a aceptar que había perdido la oportunidad, posiblemente, de su vida y que nunca más volvería a encontrar a Muzan.
Actualmente, con el muchacho, en la oscuridad de una noche sin luna, se observa a TN recostado a un árbol limpiando su Nichirin.
Este continuo limpiando su katana con paciencia y calma, y una vez terminó, miró su reflejo en ella.
TN: Salgan de una vez, han estado escondidos desde que anocheció, su olor me está dando náuseas -Exclamó en un tono serio, viendo de reojo detrás suyo-
De las sombras del bosque salieron 2 demonios de apariencias completamente distintas.
Demonio 1: Ki-ki-ki, ¿te diste cuenta de nosotros? -Riendo-
El primer demonio que se dejó ver era de estatura pequeña, vestía un haori blanco con líneas negras y en la parte inferior un hakama de color marrón con puntos más oscuros, cabello verde con puntas amarillas. Lo que más resaltaba de él era que estaba cubierto de ojos.
Demonio 2: Eres bueno, pero hasta aquí llegaste -diría con arrogancia-