Capítulo XXII

143 24 4
                                    

La simple idea de ser la siguiente me dejó helada, no quería, tampoco lo iba a permitir, y aunque quisiera, no sería lo suficientemente fuerte para defenderme al suso dicho.

Es una dichosa bestia, ¿quién diantres podría defenderse de esa bestialidad?

Decidí esperar un par de segundos escondida en el mismo lugar aun sabiendo que él mismo sabía donde me encontraba. Más tarde, volví a encogerme como una bola al sentir una extraña sensación en mi pierna.

Lanzé una patada y di con algo.

Al abrir los parpados, me arrepentí al instante de dar aquella patada. Vi como movía su nariz de un lado a otro quitando su dolor.

-Lo siento- musité encogida.

Él me miró un poco aturdido por aquella disculpa, aunque no devolvió el golpe ni intentó defenderse. Tan solo volvió a acercarse y olisqueó mi pierna, que estaba completamente llena de sangre, como si de un pequeño riachuelo se tratara.

Su ceño se frunció algo molesto mientras lamía mi sangre delicadamente, sin quejarme, dejé que siguiera, ya que no emanaba ningún tipo de maldad en sus acciones. Hace un poco de cosquiñas, aunque no importa.

-¿Qué miras?- susurré molesta al ver como dejó de lamer mi pierna para mirar a mis ojos firmemente.

Me asusté, de verdad.

No tuve el más mínimo pensamiento que sigue siendo una bestia. Debe de agradarle la sangre, la carne humana, roer los huesos...

Desde aquí parece mucho más grande- pensé asombrada. Daba escalofríos solo de verlo.

-Ese es el mestizo, ¿verdad?- pregunté.

Él desvío su mirada con pausa hacia otra dirección. No hubo respuesta.

¿Ahora me evita?

-exhalé nerviosa-Sé que prometí ir a verte cada día, pero no pude, estuve muy liada...- me detengo. Todo su ser ladeó su cabeza hacia nuestra derecha. Tiene las orejas en punta, como si estuviera viendo algo extraño- Te estoy hablando- mencioné molesta.

Odiaba que la gente hiciera semejante falta de respeto en situaciones como esta.

-Chucho- carraspeo.

Ni caso.

¿Dónde demonios está mirando?

Levanté mi trasero del suelo y ojeé por encima de la puerta de madera de la caballeriza. Sigue el cuerpo del gran mestizo en el suelo con bastante sangre derrochada por el suelo, y no me cabe duda que está muerto.

Fue entonces, cuando decidí seguir su mirada rojiza. Tenía la pupila completamente comprimida. Al seguirla, me percaté como miraba una grieta en la infraestructura del granero.

-Es solo una diminuta grieta-

Él dió un paso hacia la derecha lentamente, arrastrando su cuerpo un par de centímetros a mi lado sin desviar su mirada de aquel punto muerto.

Algo pasaba.

Volví a recostar mi trasero en la densa paja y algún que otro resto de mi sangre por el dolor de la pierna. Pero parece que la idea no le gustó, tan pronto como me senté, recibí un gran tirón de camiseta. La jaló con tanta fuerza que fui arrastrada del lugar.

Y entendí que ocurría.

El edificio estaba a punto de venirse abajo.

Exclamé alarmada al ver como una de las bigas cayó a nuestro lado, luego otra... solo una quedó de pie, pero más tarde o temprano, terminaría encima nuestra.

Pacto hostil [ESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now