10. Reunión de chicas, una fotografía y una invitación tentadora.

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Tal vez Quinn obtuvo el papel de Clara para la obra, pero que ya lo tuviera no significaba que estaba de paseo. Tenía mucho que trabajar si no quería perder el papel en el ultimo instante.

—¡Qué bonito! —Quinn extendió sus brazos—. ¡Qué bonito!

Julliete bufó.

—No, no y no. —Arrancó el libreto de la mano de Quinn—. Te está quedando demasiado fingido. ¡Emociónate! Es navidad. Hay comida, regalos y toda la familia está allí.

Quinn dejó caer sus hombros.

—Es que estoy cansada de practicar.

—No llevamos más de una hora en esto.

Dejé caer mi lápiz: —Deberías dejar que la chica tenga un respiro, Jules. Está haciendo su mejor esfuerzo.

—¡No es suficiente, Phoebe!

Desde que Quinn obtuvo el papel había sido presionada por Julliete a practicar a cada hora al menos tres líneas. Porque así como Quinn era de buena actuando pues lo era de insegura. Julliete trabajaba con esfuerzo para que todo le saliera bien. Un solo desliz y el papel sería de Gemma. Eso era algo que Julliete no podía permitirse. Pero ya estaba abusando de la pobre Quinn.

Le di una mirada severa a Julliete la cual evitó leyendo el libreto.

—Practiquemos una vez más. —Finalmente cedió.

Antes de que siquiera empezaran, Hannah se aclaró la garganta pidiendo nuestra atención.

—Tengo una confesión —declaró Hannah sentada en la cama de Julliete.

—¿Qué? —preguntó Quinn—. ¿Acaso trabajas para algún servicio secreto y vas a confesarnos que hay una bomba en el colegio? —Todas miramos raramente a Quinn pero ella chasqueó sus dedos aún en su pequeña fantasía—. ¡Ya sé! ¡Eres Hannah Montana! Siempre lo supuse ya que tienen el mismo nombre y les gusta cantar.

Hannah rió.

—¡Qué cosas dices! Quinn, tengo piel morena no hay manera de que sea Hannah Montana.

—Eso en verdad no es un inconveniente —señaló Quinn.

Julliete tocó el hombro de Quinn y una vez que la miró le negó con la cabeza. Una señal de que debía detenerse.

—Di lo que tengas que decir y así podemos continuar —exigió Julliete.

—Ummmm. —Mordió su labio inferior—. Caleb me invitó a salir.

—Guau. —Fue lo único que pude decir.

—Sí. Guau —murmuró Hannah.

Julliete rodó los ojos.

—Trato de entender por qué se sorprenden. El chico lleva haciéndole ojitos a Hannah desde el viernes pasado.

—Yo pensaba que eras Hannah Montana. —Quinn golpeó una almohada frustrada—. Pero eso es igual de grandioso. Imaginen cómo serían sus bebés. Tendrían la piel de Hannah y los lindos ojos azules de Caleb.

—Creo que él la invitó a salir. —Le recordé—. No a casarse y a tener miles de hijos, Quinn.

—Una cosa lleva a la otra. —Quinn estaba decidida con sus argumentos en el día de hoy. Nadie podía destruirle su mundo de fantasía.

—¿Qué respondiste? —Volví mi atención a Hannah.

—Todavía no le he respondido. Creo que me gusta, pero no estoy segura de querer salir con él.

Vuelta a la realidad [Realidad II]Where stories live. Discover now