Nosotros Seremos Los Verdugos De Obelia

abuelos de nombre

Jeannette miro a Anastasius, sus palabras la desconcertado, Roxana miro sin comprender nada, sus jefes le informaron las posibles cosas que podrían pasar y las consecuencias de esto.

- Roxana sal del carruaje - dijo Jeannette después de unos minutos, Anastasius sonrío, Roxana solo se paro y dejo una pequeña piedra entre los cojines, la única forma que tendría para saber de que hablaran para darle a sus jefes el reporte.

- ya me retiro su majestad - salió del carruaje sin mucha oposición.

- conseguiste una sirvienta muy leal - dijo Anastasius después de verla salir, Jeannette lo miro con duda.

- ahora háblame de toda la historia - dijo Jeannette que estaba a la defensiva.

Anastasius solo rio ante su comportamiento - tu madre, Penélope, ella era una mujer muy codiciosa - se acomodo en su asiento para comenzar su relato - ella quería ser emperatriz, y eso era algo que Claude en esa época no le podía dar, así que vino a mi - sus ojos como joyas brillaron con intensidad.

- eres el antiguo emperador...- Jeannette recién se dio cuenta de la veracidad de la situación - el hermano mayor de mi-...- antes de que pudiera continuar fue interrumpida por el hombre delante de ella.

- tu tío, si, el imbécil que usurpo mi trono - dijo con enfado, la sola mención de su hermano menor hacia que sangre hierva - tu madre y yo decidimos tenerte, no te tuvimos de una forma convencional - Jeannette lo miro sin comprender.

- ¿Cómo que no convencional? - dijo sin comprender.

- magia negra, tu fuiste un experimento - los ojos de Jeannette abrió los ojos con sorpresa, este fue un choque de realidad muy fuerte para ella - todas personas a tu alrededor caerá ante tu magia, fuiste creada para ser amada por todos.

- todos...- la imagen de aquel mago amándola y estando a su lado por la eternidad vino a su mente, eso la hacia realmente feliz - entonces padre...¿Qué quieres que haga?

Anastasius sonrió ante sus palabras, por fin su plan de destruir a Claude esta teniendo frutos.

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miraba a la mujer frente a el, se tardo mucho en convencer al emperador para que le permitiera salir a la dama de cabello castaño del palacio Rubí.

- ¿estamos cerca sir? - pregunto Lily con curiosidad.

- si, estamos cerca señorita, no se preocupe - los dos llevaban días sin ver a la joven de cabello dorado, ellos dos sabían que estaba ocupada así que no quisieron fastidiarla, pero después de unos días sin verla decidieron ir a visitarla.

el carruaje se detuvo frente a la tienda del mago, era un lugar lindo y modesto, al abrir la puerta fueron recibidos por una mujer de cabello rojo carmesí y con ojos celestes cielo.

- bienvenidos en que...- no continuo sus palabras a ver quienes eran - ¿Lily, Felix que hacen aquí? - pregunto sorprendida.

- queríamos venir a verte - dijo la dama de cabello castaño - ya que no venias ya te estábamos extrañando.

- ya veo...- dijo en casi un susurro como si se lo dijera a ella misma - justo tengo que decirles algo muy importante - les dijo con una sonrisa.

Felix y Lily la miraron sin comprender pero la siguieron al interior de la tienda para subir al departamento, al subir fueron recibidos por un Lucas recién salido de la ducha, tenia la camisa abierta y se estaba secando el cabello, salió de la habitación curioso por las personas que entraron con su esposa, pero quedo muy sorprendido al ver que eran sus suegros.

- a no sabría que vendrían, me hubiera puesto mas presentable - dijo mientras salía de su sorpresa, de un chasquido su ropa cambio a un polo de tortuga de color negro, su cabello se recogió en una coleta con una cinta celeste, tenia una túnica de color azul oscuro, con detalles dorados.