Capítulo 1

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La vida es bella

Habían pasado más de 8 años desde su salida de Hogwarts, el colegio de magia y hechicería más famoso de toda Europa. Y no era famoso porque los planes de estudios fueran altamente superiores, o el nivel del colegio fuera excelente, cosa que, en parte, era cierto. El colegio era famoso porque allí estudió el famoso "niño que vivió", el gran Harry Potter el "elegido", aquel que a los dieciocho años, ya estudiando para auror, había detenido a Voldemort y lo había hecho desaparecer del mapa. Si, era esa la razón. El joven delgado y pequeño, que había vivido hasta los 11 encerrado en una alacena, con la sola compañía de las arañas, había sido el salvador del mundo mágico. El destino, vaya saber por qué, lo había marcado, y no teniendo otra opción, aceptó el desafió sin creer poder superarlo. Pero así lo hizo, y el mundo mágico se lo agradecería por vida.

Hoy con veinticinco años, ya no quedaba rastro de aquel joven bueno y preocupado por sus semejantes. Harry Potter se había convertido en hombre. Y que Hombre! Alto, con un cuerpo bien trabajado, producto de los excesivos entrenamientos físicos que su profesión requería, se pasaba en sus ratos libres conquistando a cuanta fémina pasara por su lado. Pero no quería compromisos legales, y mucho menos había pasado por su cabeza formar una familia. Todo su mundo giraba alrededor de su carrera, si, porque Harry Potter era un auror, y excelente por cierto. En esos momentos disfrutaba de la compañía de Cho Chang, su primera novia, si a darle un beso fugaz y hablar de cualquier estupidez para terminar enojados un día de San Valentín, podría llamársele noviazgo. Todo un record, pensaba Harry y reía. Pero ahora era distinto. Tenían una relación, algo estable, habían decidido vivir juntos, pero era como si no se conocieran. Los dos estaban más abocados a sus trabajos. Ella se la pasaba estudiando y creando otras posibilidades para su desenvolvimiento profesional: era una ejecutiva júnior del negocio de la publicidad. Pero Harry había pensado en hijos? No. Ni él, ni Cho. "Los hijos molestarían, Harry", decía la morena a lo que Harry asentía efusivamente. No tenía apuro de tenerlos, es más, si no los tuviera, mejor….

Y que había sido de sus amigos y de su familia? Los Weasley seguían viviendo en la madriguera… al menos Molly y su esposo Arthur. Ron era el guardián de los Chuddley Cannons, equipo de Quiddich y se había casado con Hermione, con la cual tenía tres niños. Como no podía ser de otra manera, los tres pelirrojos, para desgracia de Hermione. Los gemelos, una vez consolidado el negocio de bromas, se habían abocado a la loca idea de recorrer el mundo para encontrar nuevos elementos para sus objetos de magia. Charly en Rumania, y Bill, con la parte de la cara que le quedaba y casado con la hermosísima Fleur, se fueron a Egipto para seguir con su trabajo. Percy, bueno ni siquiera nos detendremos a hablar de ese traidor. La ultima de la familia, Ginny Weasley era el problema. Se había recibido de auror con honores, hacía poco tiempo, pero no había cupos en la fuerza. Deprimida, se instaló en la madriguera para que nadie la molestara. Ya no salía de su casa y andaba todo el tiempo vestida de pijama. El desempleo no le sentaba bien…

Deberíamos ocuparnos de la familia de sangre? Por qué no? Los Dursley lo habían marcado y demasiado. Tanto así, y no era porque Harry los extrañara. Lo habían marcado para mal, y se había jurado jamás ser como ellos. De sus tíos Vernon y Petunia, sólo sabía que los había matado una pareja de mortífagos, cuando no encontrando a Harry en la casa lanzaron toda su furia hacia ellos. De alguna manera hubo justicia, pensó Harry cuando estaba en el entierro. Pero luego se arrepintió. Porque aunque esos seres le habían hecho pasar la peor de las infancias, ese no era el momento para reproches. Su primo Dudley vaya saber por qué, desde la muerte de sus padres, tuvo un cambio radical. Adelgazó en meses lo que su madre no pudo lograr en años, y aunque todavía estaba algo excedido de peso, había logrado dejar de ser una asquerosa ballena para convertirse en una honrosa gran foca. Había pedido perdón a Harry por el trato que le propinara cuando niños, Harry lo aceptó pero nunca se relacionó con él. Sólo recibía esporádicas cartas. Y en unas de esas cartas, Dudley le había contado, y esto a Harry no había poder de Dios que se lo haga entender, que había conocido a una estupenda joven, y que se había casado. Con la carta venía una foto, y esto es lo que lo sorprendió aun más. La foto se movía, era mágica! En ella se veía a su primo abrazando y besando a una joven, pelirroja, no muy delgada pero si bonita y de ojos marrones. Al dar vuelta la foto se leía "Si, es Bruja… para no creer!". Era cierto, Harry no lo podía creer, mas sabiendo lo que Dudley pensaba de las personas mágicas. Y sin querer recordó la palabra "fenómeno" que su tío le decía.

¿Quién llamó a la cigüeña?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora