Capítulo 5

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"Daniela"

Al traspasar la puerta de mi habitación la cerré y me recosté contra la misma deslizándome hacia el piso.

- ¿Y ahora que haré? -. Me pregunté a mi misma en susurro.

No podía seguir dándole vueltas al asunto, necesitaba una ducha, dormir un poco y después cuando logrará ver las cosas claras pensaría seriamente su propuesta.

Había pasado dos días y no sabía nada de Ethan. Al parecer quiso darme tiempo para pensar. Cuando le conté a Julmary la propuesta que me hizo Ethan, pegó un gritó al cielo y pidió miles de detalles. Eso sí no paró de bromear sobre el tema.

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Un irritante sonido me sacó de mi sueño profundo, era mi célular el que sonaba. Miré el número y como un balde de agua helado en mi cara, vi que era Ethan.

- Hola -. Dije aún con la voz ronca.

- Lo siento, creo que te desperté. -. Dijo Ethan al teléfono y me sentí estúpida por el hecho de que su voz se sintiera tan cálida.

- No está bien... ¿En que te puedo ayudar Ethan? -. Contesté atropelladamente.

- No quiero ser molesto, pero me gustaría saber sí has considerado lo que te propuse.  —. Dijo en tono más formal como sí estuviera negociando una importante adquisición.

- La verdad no se que decirte. —. Le contesté.

- Te molesta venir a mi casa para que hablemos más sobre el tema.

Dude un momento en contestar sin saber sí debería o no aceptar entrevistarme con él en su casa y él percibió mi incomodidad.

- Pero sí te sientes más cómoda en un sitio más público, yo lo entenderé. —.  Será como tú quieras. —. Dijo y pude escuchar algo de tensión en su voz.

- No tú casa estará bien, es más privado. —. Le respondí. —. No me sentiría cómoda hablando de esto en un lugar público. —. Respiré haciendo uso de todo mi valor.

- Perfecto. —. Dijo soltando un gran suspiro. —. Pasaré a recogerte en una hora. Nos vemos, Daniela. —. Colgó sin más.

Salté de la cama consciente de que no tenía tiempo para arreglarme. Elegí un vestido corto de color negro, negro muy ceñido con un ancho cinturón rojo, con unos zapatos rojos de tacón alto y corrí a la ducha.

Bajé con cinco minutos de anticipación y un reluciente auto plateado estaba estacionado con Ethan recortado a la puerta del pasajero.

- Buenas tardes. —. Lo saludo timidamente.

- Buenas tardes, Dani. —. Dijo con una deslumbrante sonrisa.

Abrió la puerta del copiloto, entre y el cerró la puerta para luego desplazarse con elegancia hacia su puerta ante mi demasiada atenta mirada.

En un incómodo silencio llegamos a su casa sí se le podía decir así.
La propiedad estaba rodeada por enormes muros de piedra y aún desde afuera podía verse que era una enorme mansión. Nos detuvimos frente a un enorme portón metálico de color blanco y Ethan dígito un código el cuál nos dejó pasar.

El lugar era enorme con un bellísimo y enorme jardín frontal, Ethan se estacionó en frente de su inmensa casa y salió elegantemente a grandes zancadas para ayudarme a salir del auto.

Tomó mi mano para llevarme dentro de la casa y allí estaba de nuevo esa sensación al sentir su piel, pero está vez mantuve su agarré. El interior de la casa era aún más impresionante, amplia y espaciosa, muy bien iluminada.

Te deseo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora