☃️Malvavisco 9: Esfera de nieve☃️

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Ladybug se desplazaba con velocidad por los edificios blancos de la ciudad, a pesar de la nieve que dejó de caer y algunas de las vigas hacían imposible enrollar su yoyo en ellas, no quería detenerse por ningún momento; necesitaba ese valioso objeto que encontró en oferta por internet y no desperdiciaría la oportunidad para obtenerlo.

Un día anterior, Adrien y Marinette hablaban de sus regalos favoritos que recibían para navidad, aunque eran demasiados para contar la plática se centró en una esfera de nieve que la madre de Adrien le regaló cuando tenía diez años. En su descripción, la esfera se caracterizaba por tener a una familia en la pista de patinaje frente a un árbol navideño pero en la parte de abajo tenía a otra familia patinando y jugando en un trineo. Su madre le dijo que todo lo que deseara se lo dijera a la esfera que si él lo anhelaba con su corazón se cumpliría; de pronto, la alegría que Adrien tenía por su esfera de nieve desapareció, debido a que un día accidentalmente lo dejó caer. Se sintió muy mal porque precisamente ese año su madre falleció y todo lo que le pidió se esfumó por completo.

Marinette sintió mucho pesar por sus palabras y esa esfera de nieve tenía un vínculo especial con su mayor deseo; así que después de despedirlo, se fue directamente a su computadora a buscar una tienda con esferas de nieve y encontrar la que más se pareciera a su descripción, solo quería que su novio tuviera las cosas que le hacían feliz sin importar el costo.

Al llegar a la tienda donde en su entrada se visualizaban árboles navideños y otras decoraciones; la heroína se escondió en un callejón para destransformarse. Tikki por su parte no decía nada, prefería ser una simple espectadora de todo. Después de salir al exterior, la de las coletas entró lentamente a la tienda y dirigiéndose a unas repisas con varias esferas.

Entre su búsqueda por las distintas figuras, sus ojos azules comenzaron a revisar meticulosamente cada esfera de nieve, pero no había ninguna que se pareciera a la que buscaba.

- No entiendo, ayer vi en la página que todavía tenían uno - susurró la azabache, volviendo a revisar las esferas, hasta que una de la ayudante se aproximó a ella.

- Disculpa, ¿te puedo ayudar en algo? - interrogó la empleada de la tienda.

- Sí, por favor - respondió Marinette, sacando su teléfono en el celular - Me puede decir si todavía tienen esta esfera de nieve, la necesito con urgencia - dijo al mostrarle la foto de la esfera.

- Espérame un momento - la empleada se retiró para irse a una computadora. A los pocos minutos, regresó hasta donde estaba la joven - Lo lamento mucho hace una hora más o menos se lo acaban de llevar y más replicas no poseemos, pero tenemos otros similares que te puede servir de regalo.

- Comprendo, no se preocupe - mencionó cabizbaja, dándole una última vista a la repisa - Volveré en otro momento.

Marinette se retiró de la tienda y prefirió caminar hasta su casa, todo su esfuerzo por venir rápido por la esfera fue en vano.

- No estés triste, Marinette - exclamó la pequeña Kwami desde su bolsa - Adrien siempre te va a querer si le regalas la misma esfera o no.

- No es tanto por eso, Tikki - le respondió, abrazándose a sí misma con el abrigo que la cubría - solo queria que el recuerdo de su madre y su deseo estuvieran intactos, pero fracasé.

Tikki no dijo nada y se ocultó nuevamente en la bolsa.

Las horas pasaron y su patrullaje con su compañero de aventuras había llegado; en aquella torre alta donde visualizaban toda la ciudad, Ladybug abrazaba sus piernas, pero no por producto del frío sino porque se sentía triste por no encontrar la esfera. Chat Noir notó su decaimiento, la conocía muy bien y sabía que estaba triste por algo.

- ¿Estás bien, M'lady? - quiso saber el héroe, acercándose a ella.

- Lo siento, gatito no puede encontrarlo - se lamentó con su voz quebrada, escondiendo su rostro entre sus piernas - Quería dártelo hoy pero no puede.

- ¿Pero de qué estás hablando? - le cuestionó con extrañeza.

- De tu esfera de nieve... - respondió la heroína sin levantar la cabeza - quería regalarte una similar a la que tu madre te había regalado pero en la tienda me dijeron que lo habían vendido una hora antes y no puede encontrar otro.

Chat Noir la observó con ternura mientras apretaba sus piernas con más fuerza, no le gustaba que estuviera triste por su culpa, pero recordó las palabras que había dicho antes y lo gracioso de todo el asunto que en sus manos estaba la solución.

- Bugaboo, ¿Por casualidad no te dijeron quién lo compró? - la heroína negó con su cabeza sin verlo, a lo que Chat Noir con una sonrisa se destransformó regresando a su forma civil - No te dijeron que fue un chico rubio de ojos verdes que está súper enamorado de su lady y solo quería regalarle una esfera de nieve para navidad.

Los ojos de Ladybug se abrieron con platos al escucharlo; esta levantó y giró lentamente su cabeza mirando a un Adrien con su abrigo azul, mientras sonreía y sostenía aquella esfera de nieve que buscaba.

- Adrien, ¿Pero tú...?

- Quise comprarla para ti - dijo, extendiéndole la esfera para que lo tomara - Te vi muy triste ayer después que te conté sobre la otra, así que esta mañana fui a la tienda y la compré - suspiró, tomándole una mano a Ladybug - Ahora quiero que esta esfera se conserve un nuevo deseo, uno nuevo en el cual este sellado en nuestras vidas.

- ¿Y qué va a pasar con tu deseo anterior? - se preguntó - No me digas que no era importante.

- Claro que es importante, pero... - levantó su mano hasta la mejilla de la heroína - ahora todos mis deseos están completo mientras estés tú, M'lady, te amo mucho por lo que eres y deseo que estemos juntos el resto de nuestras vidas.

- También deseo lo mismo, Adrien - asintió la portadora de la buena suerte - esta esfera de nieve y lo que representa perdurara por más de una época navideña - luego se aproximó a su rostro dándole un delicado beso en sus labios - Te amo con todo mi corazón.

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18 de diciembre del 2022

Malvaviscos navideños [Navidad Miraculous] NavificsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora