Chispa

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Las siguientes sesiones de amigos fueron espontáneas pero divertidas, dadas las fechas de fin de año nuestros dos protagonistas han estado algo atareados, más por Papaya y su nuevo trabajo. 
A pesar de que habían tenido unos encuentros amorosos, los dos tenían la habilidad de olvidar el asunto por el resto de la semana hasta la próxima vez que se veían, era como si nunca hubieran cruzado el límite de la amistad, como si nunca hubiera pasado. Sin embargo, en cuanto los dos estaban solos, los recuerdos de esos días salían a flote, como también cada fogoso beso que alguna vez se habían dado.
Un día, por fin pudieron consolidar ese pensamiento deseoso que revoloteaba en la cabeza de ambos. Era uno de esos sábados donde Queso invitaba a todos a jugar D&D en su apartamento, y que, como tantos otros días, su "amigo" Papaya se quedaría a dormir para ir a trabajar al día siguiente. Lo interesante de ese día, es que Papaya no tuvo que trabajar, pero de todas maneras aprovechó la tarde para salir en una cita casual con Queso. Juntos fueron a comer a una pequeña hamburguesería del centro, hablando tonterías, juegos y demás. Todo bastante light, era como si hubieran salido con un amigo y no más que eso... Además añadieron una tranquila caminata por el centro... Pero todo cambió cuando volvieron al apartamento.
Faltaban al menos tres horas para que llegaran los invitados, esta vez vendría alguien más que su pareja de amigos. Queso, como siempre, estaba limpiando todo a último minuto mientras que Papaya le robaba Wi-Fi para otra sesión de videos rancios. La verdad es que ambos estaban distraídos en la actividad del otro, aunque intentaban demostrarlo no era más que evidente. 
La situación cambió cuando Queso terminó su tarea y se le ocurrió ver un episodio del Pibe Motosierra en su televisor, las miradas con su compañero habían cambiado. Hubieran querido que el episodio fuera más largo o que se estrenara otro a continuación, pero a veces lo bueno dura poco, y el evento próximo no era la excepción...
Cuando el ending de la serie terminó ambos se acomodaron en el improvisado sofá del lugar, estaban los dos sentados uno al lado del otro, incómodos, evitando su mirada. El que más sufría con esta ley del hielo no era más que el robusto joven ya que era el más pasional y sentimental de los dos.

- ¿Entonces...?

- ¿Entonces, qué? - preguntó queso, rancio como siempre.

Finalmente Papaya juntó el valor necesario para mirarlo a los ojos, con su mejor rostro decidido y a la vez de enojo, como si fuera a decirle un reclamo.

- ¿Vamos a hacer que nunca pasó nada?

- Exacto, no quiero alimentar la imaginación de Kaoru, ya sospecha bastante de nosotros.

- Eso es inevitable. - se burló con risas.- Hey, ¿en serio no te gustó nada de lo que hicimos?

- N-no. - desvió la cara hacia un costado, totalmente ruborizado de recordar esas cosas.

- Dímelo en la cara entonces.

El robusto muchacho volvió a acorralar a su anfitrión en ese sillón, esa acción revivió viejos recuerdos, pero no dejaría divagar su mente en ello, ahora buscaba esa respuesta.

- Si me lo dices mirándome a los ojos entonces te dejaré tranquilo, lo prometo. - insistió con una mirada seria. - Dime que lo nuestro no significó nada, que solo te dejaste llevar por el momento, que soy tu pasatiempo...

- El que empezó siempre fuiste vos. - interrumpió molesto.

- Decime, ¿no te gustó realmente?

- No, no me gustó. - se lo dijo pero volviendo a esquivar sus ojos.

Papaya largó una carcajada.

- Mientes, y encima no me lo dices de frente entonces...

Se aproximó a la comisura de sus labios para tomarlos sin permiso, Queso intentó apartarlo pero no pudo. Tuvo su momento de resistencia hacia la acción de su invitado pero los segundos que pasaron hicieron que su cuerpo desistiera al placer de besar a otro. Cálido y húmedo, el beso que le otorgaban esos labios carnosos que omitían suspiros fogosos por el momento. Los segundos se amontonaban formando minutos, y en esos minutos el juego de manos no tardó en aparecer, ambos se sentían tan amados, con tanta sed de cariño por todo su cuerpo, era algo íntimo que venían anhelado hace rato.

Papaya x Queso RancioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora